Un momento de gran alegría

Hola a todos/as:

La semana pasada fue movida. Generalmente la primera semana es cargada de cosas, pues es semana de reuniones en los núcleos (grupos de comunidades) de la parroquia de Andaraí. Son cuatro núcleos y aprovechamos para ver lo que pasa en las comunidades y dar formación a los líderes de las comunidades. La verdad es que vale la pena, pues después de un año acompañando las comunidades de Andaraí veo que vamos dando pequeños pasos.

Además de esto, el jueves fue la fiesta del Corpus. Tuvimos misa con procesión por la mañana en Andaraí (no fue el Corpus de Toledo, pero fue una celebración bonita), por la tarde en una comunidad de Itaetê, con bautizos, pues en esta época estamos haciendo los bautizos de niños en las comunidades, y por la noche en Itaetê.

El sábado por la mañana tuvimos encuentro del clero diocesano con el obispo y por la tarde la ordenación de diácono de un seminarista (de ahí el título del post). En una diócesis donde sólo hay tres curas diocesanos, estas cosas representan una gran alegría para todos. Poco a poco los seminaristas van acabando el seminario y aunque sean de uno en uno o de dos en dos van surgiendo nuevas ordenaciones. Fue un momento de fiesta para la diócesis. La liturgia, bien preparada, ayudó a vivir un momento importante para todos. Acabé el día celebrando en la catedral la misa de la trecena de San Antonio, patrono diocesano.

El domingo salí de Ruy Barbosa para una comunidad de la zona rural de la parroquia de Itaetê, donde estaba siendo realizada una misión durante el fin de semana y celebré la misa, con diez bautizos, de final de la misión. Este año empezamos a hacer misones de fin de semana en algunas comunidades que tienen más dificultades y de momento, las tres que ha habido han sido una experiencia positiva. Por la tarde tuve otra misa con más bautizos y acabé el día celebrando en la ciudad por la noche.

No son grandes novedades, pero es la vida del día a día, que al final es lo que alimenta nuestra fe y nos lleva a servir a Dios en los otros. Dejarnos sorprender por estas pequeñas cosas nos ayuda a descubrir los secretos que cada día Dios nos va revelando, que son muchos y muy buenos.

Hasta otro día.

Un abrazo para todos/as.

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