La memoria del justo es eterna
Hola a todos/as: La vida es algo tan frágil que se parece al hecho de transportar agua con las manos. Cuando cogemos un poco de agua con las manos, si no la aprovechamos, al poco tiempo nos damos cuenta de que no tenemos nada más. La muerte es una prueba de ello, especialmente cuando aquellos que mueren son personas, que siguiendo los criterios humanos, deberían vivir mucho más tiempo. A la muerte de Píndaro, que os contaba la semana pasada, esta semana se ha unido la muerte de Leia, una mujer joven, que siempre trabajo en las comunidades, que era voluntaria en el proyecto de mujeres, sin duda la más fiel, alguien con quien siempre se podía contar. Tenía 33 años y deja el marido junto con tres hijos, uno de 14, otro de 11 y el más pequeño de 6. Leia fue operada hace unos dos años de un cáncer de mama, que fue extirpada y hace unos tres meses el cáncer apareció de nuevo, esta vez invadiendo varios órganos vitales. Poco a poco se fue deteriorando hasta que el martes por la mañana