Nunca perdamos la fe en el Resucitado

Hola a todos/as:
El pasado jueves, en mi último post os contaba la alegría de haber podido disfrutar del Valle del Pati. De repente las cosas cambiaron radicalmente, pues el viernes por la mañana el telófono me sacó de la cama para darme una noticia triste, Píndaro, un joven cura de Andaraí, 29 años y dos años de ministerio, había tenido un accidente de coche y había muerto. Después de intentar reaccionar y resolver algunas cosas cogí el coche y me vine para Andaraí. Son momentos en que las palabras no son necesarias y sí la presencia junto a aquellos que sufren por la pérdida de un hijo, un hermano, un familiar, un amigo...
Aunque él fuese de Andaraí, fue ordenado y trabajaba pastoralmente en la diócesis de Ilheus, por lo que nuestra relación era esporádica. Píndaro era un tipo peculiar, con gran facilidad para relacionarse con los otros, alguien que generalmente no dejaba indiferente a nadie. La espera del cuerpo durante todo el viernes hasta las once y media de la noche y el velorio hasta que fue enterrado el sábado por la mañana fueron momentos para ver el cariño que mucha gente tenía por él y el sufrimiento de las personas más próximas, especialmente de su madre.
El entierro fue muy concurrido, tanto nuestro obispo como el obispo de Ilheus estaban presentes, así como padres de las dos diócesis, religiosas y mucha gente de la parroquia donde trabajaba y de aquí de Andarai y otras cidades de nuestra diócesis. El silencio tanto en la misa como en el cortejo fúnebre fue impresionante, ver como la gente que estaba en las casas lloraba cuando el féretro pasaba es una cosa que difícilmente se olvida. A pesar del dolor de la muerte de un hermano en la misión no podemos perder la esperanza en aquello que creemos y predicamos, que está disfrutando de la presencia del Dios Vivo y que vive para siempre.
A partir del domingo las cosas siguieron su curso, misas en las comunidades, siempre respondiendo a las preguntas de la gente delante de lo acontecido, reunión de la coordinación diocesana de pastoral el lunes en Ruy Barbosa, formación bíblica ayer con las comunidades de la ciudad en Andaraí... Continuemos siendo semillas de esperanza, de resurrección, de Vida, también en estas circunstancias tan difíciles de asumir humanamente. Estoy seguro de que el Señor Resucitado continua caminando con nosotros y vale la pena darlo a conocer.
Un abrazo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando una lata de mejillones a uno le parece un manjar

Gente que nos hace soñar con un mundo mejor

De la Ceca a la Meca