La memoria del justo es eterna

Hola a todos/as:


La vida es algo tan frágil que se parece al hecho de transportar agua con las manos. Cuando cogemos un poco de agua con las manos, si no la aprovechamos, al poco tiempo nos damos cuenta de que no tenemos nada más. La muerte es una prueba de ello, especialmente cuando aquellos que mueren son personas, que siguiendo los criterios humanos, deberían vivir mucho más tiempo. A la muerte de Píndaro, que os contaba la semana pasada, esta semana se ha unido la muerte de Leia, una mujer joven, que siempre trabajo en las comunidades, que era voluntaria en el proyecto de mujeres, sin duda la más fiel, alguien con quien siempre se podía contar. Tenía 33 años y deja el marido junto con tres hijos, uno de 14, otro de 11 y el más pequeño de 6.
Leia fue operada hace unos dos años de un cáncer de mama, que fue extirpada y hace unos tres meses el cáncer apareció de nuevo, esta vez invadiendo varios órganos vitales. Poco a poco se fue deteriorando hasta que el martes por la mañana falleció. La enfermedad y la muerte de Leia me hizo reflexionar sobre varias cosas. Para mi era impresionante llegar en su casa, pues ella no fue internada, y ver siempre varias personas cuidando de ella, día y noche, familia, amigos, gente de la comunidad... Siempre insisto en que nuestras comunidades tienen que ser comunidades de vida y no sólo de oración y celebración. Cuando alguien nos necesita debemos estar dispuestos a estar al lado del que sufre.
La gran cantidad de gente que pasó en el velorio y que participó del entierro es una prueba más de cómo era querida y admirada por muchos. La celebración que hicimos en su casa antes del entierro fue un momento emocionante, pues a la fe de muchos que estaban participando se unía el sentimiento de dolor de la gran mayoría, brotando las lágrimas de los ojos de muchos, hombres y mujeres, viejos, adultos, jóvenes y niños, pues aquí los niños no son encerrados en casa cuando alguien muere para que no vean lo que está pasando. Personalmente siempre agradeceré a Leia por lo que me enseñó con su forma de ser y vivir y a Dios por la oportunidad que me dio de conocerla.
El resto de la semana el trabajo del día a día continuó. Misas en las comunidades, trabajo en casa, reuniones con las comunidades de Andaraí, donde vimos como conseguir que la gente entienda el bautismo como algo más que un rito... El lunes, después varias semanas sin poder, tuve tiempo de participar de la reunión de los concejales. Más de lo mismo, encefalograma plano... Las elecciones se acercan y este año va a ser muy disputado tanto el cargo de alcalde como los de concejales, y están comenzando los movimientos políticos, muchas veces mal intencionados, por parte de la gran mayoría de los candidatos y de mucha gente que sin ser candidato siempre vivió de mamar en el ayuntamiento y no quiere quedarse sin leche. Aquí no se vota al partido, son listas abiertas, se vota a la persona y de hecho puedes votar a uno de un partido para alcalde y a otro de un partido diferente para concejal.
Por lo demás la sequía cada día está peor. El río ya está secándose y no hay previsión de lluvia hasta septiembre... A ver como podemos superarlo...
Un abrazo.

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