Muerte y Vida

Hola a todos/as:

Todo mundo hizo lo que podía, pero finalmente Vitoria murió. Delante de esta situación me he preguntado muchas cosas, pero cada vez estoy más convencido de que el tiempo de Dios es diferente y que en la medida en creemos en Él debemos entender esa forma diferente de que las cosas acontezcan. 

La misión de todo ser humano es construir un mundo mejor para todos y creo que Vitoria, a pesar de su corta vida de 9 años, ayudó a eso, pues fue capaz de despertar sentimientos de solidaridad en mucha gente y que deben permanecer en el futuro, personas que ni la conocían, pero que no dudaron en arrimar el hombro ante el sufrimiento y la necesidad ajena. Desde el personal sanitario hasta aquellos que donaron sangre durante el tiempo que permaneció en la UVI, pero sobre todo la gente de las comunidades de Itaetê que supieron apoyar a la familia cuando tuvo lugar el fatal desenlace de su muerte. Las lágrimas, también las mías, van a regar la vida de mucha gente y mostrar que, en una sociedad cada vez más egoísta, todavía hay gente que se conmueve.

Reconozco que ha sido un momento duro, pero que me ayuda a crecer, humana y espiritualmente y a poder entender un poco mejor como Dios siempre se hace presente de una u otra manera.

Pero parece que cuando las cosas se tuercen, difícilmente se enderechan. A la muerte de Vitoria se han unido varias otras en los últimos días. El domingo por la noche murieron tres personas aquí en Piritiba, dos en el acto, como consecuencia de la falta de responsabilidad de alguien que tuvo un comportamiento propio de un animal salvaje. Un coche se estropeó y cuando estaban ayudando a remolcarlo, éste individuo, probablemente bajo los efectos del alcohol o de drogas atropelló todo mundo y se dio a la fuga. Todo mundo sabe quien es, pero se ha fugado y difícilmente será juzgado y preso por matar a tres padres de familia. Oscar Romero, de quien hoy se cumplen 35 años de su martirio, decía que "la justicia es como las serpientes, sólo pica a quien no tiene zapatos" y los pobres sufren las consecuencias de un sistema corrupto e inoperante en este país llamado Brasil.

Hoy ha habido otros dos muertos. Han encontrado apuñalado en su casa a un joven muy actuante en una de las parroquias de nuestra diócesis y otro joven de Itaetê, hijo de una mujer muy presente en la vida de la comunidad se ha suicidado. Uno se pregunta el por qué de tantas situaciones de muerte y es difícil encontrar respuestas... La Semana Santa, celebrar el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo puede ayudarnos a entender un poco, pero a veces los sentimientos humanos se imponen a los de la fe...

Vivir esa fe en comunidad nos ayuda a caminar juntos y a ayudarnos a cada momento para poder superar las dificultades y hacer realidad el Reino de Dios. Al fin y al cabo debemos estar convencidos de que la Vida siempre está por encima de la muerte.

Un abrazo.

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