A vista de pájaro

Hola a todos/as:

Después de una semana en Manaos, participando del curso sobre Realidad Amazónica, sólo me queda asumir el dictado cartesiano que dice que sólo sé que no sé nada. En opinión de muchos de los que han orientado las reflexiones en estos días no sería un mal principio partir desde ahí, pues si alguna cosa se ha destacado en estas jornadas de estudio es la necesidad de ver y escuchar, de no llegar aquí con aquella vieja idea de que venimos a enseñar, a civilizar a los indios, que forma parte del bagaje cultural de quienes han sido formados desde Occidente.

Voy siendo consciente, poco a poco, de la diversidad cultural, étnica, humana, lingüística... que forma parte de esta inmensa región y que esto no se conoce a vista de pájaro. Pensar que uno ya lo sabe todo siempre es, pero aquí todavía más, clara señal de poca inteligencia.

Entrar en la realidad de los diferentes pueblos de la Amazonía es un proceso lento, que se prolonga en el tiempo. Me quedo con una cosa que decía un jesuita español el otro día, no os preocupéis si los primeros años os sentís inútiles. Esto en nuestra cultura inmediatista, que busca resultados rápidos, es una cosa que no se entiende. Muchos están convencidos de que sin resultados no vale la pena estar en ningún lugar. Desde el ser misionero uno debe entender que tiempo de misión es tiempo de plantar, los frutos llegarán, si es que llegan, a su tiempo, en el tiempo de Dios. Ojala pueda entender, asumir y vivir así con estas gentes, con los indígenas que voy a acompañar, aprender con ellos a entender una forma diferente de vivir y enfrentar las situaciones del día a día. Su forma de entender las cosas y de organizarse socialmente me lleva a pensar que ellos están más próximos al espíritu de Jesús de Nazaret que yo que me digo discípulo suyo y además de eso, ministro..., pues ellos construyen su vida y sus relaciones sociales a partir de la igualdad. Al fin y al cabo, las primeras comunidades cristianas vivían así.

Un abrazo.