¿Será que valió la pena?


Hola a todos/as:


Hay fechas en que uno echa la vista atrás y hace balance del tiempo pasado, preguntándose si las grandes decisiones tomadas a lo largo de la vida han valido la pena. Reconozco que el 26 de septiembre de 2006 fue un día en que empecé una nueva forma de ver las cosas y entender lo cotidiano. No fue algo instantáneo y sí un proceso que se fue dando poco a poco. Y que todavía sigue...

Ese momento no sólo supuso un cambio de país, de gente, también de vivir la fe, de ser sacerdote, de entender la Iglesia. En Brasil he descubierto de verdad que la Iglesia es Pueblo de Dios, donde todos somos protagonistas, donde los laicos, hombres y mujeres, tienen un papel decisivo en la vida del día a día, desterrando un clericalismo trasnochado que nos conduce a un pozo sin fondo. 

En este tiempo me quedo con lo que he ido sembrando, ayudando a la gente a entender que en la Iglesia todos tenemos voz y vez, que todos por el bautismo somos iguales y que no hay cargos, sino servicios que uno va prestando para que todos podamos descubrir a ese Dios que está entre nosotros. Saber que en los lugares por donde he ido pasando tengo muchas casas donde ser recibido y amigos con los que siempre puedo contar.

Ha habido momentos difíciles, complicados, en los que uno ha tenido que agarrarse a Aquel que da sentido a nuestra vida, a sus principios. Pero sin duda han sido ocasiones para crecer y aprender como resolver situaciones que han llegado después.

Son las consecuencias de la misión, que sin duda vale la pena... nos hace felices, nos aproxima a Dios, a quien sólo puedo agradecer por el paso dado y el tiempo pasado. 

Un abrazo.

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