Quiero ir a la ciudad para tomar refrescos y comer helados

Hola a todos/as:

El encuentro con los otros siempre ha de llevarnos a reflexionar y pensar en los por qués de aquello que vemos y escuchamos. Irlan, que vive en una de las comunidades indígenas más remotas de Brasil me ha llevado a pensar en como la cultura del consumo va penetrando en la vida de todo mundo, inclusive de un niño de tres años, que vive en un lugar donde uno piensa que la gente no se "entera" de nada.

Su mayor deseo en este momento es ir a la ciudad para poder tomar un refresco y comer un helado. Donde él vive, a varios días de viaje de la ciudad eso es algo prácticamente imposible por las distancias y la falta de energía eléctrica. Él es feliz allí donde vive, pero quiere aquello que no tiene, quiere poder consumir, que es la base de la sociedad occidental.

La sociedad de consumo invade cualquier rincón del Planeta, no importan las distancias, pues en la medida en que ésta va siendo conocida, se apodera de nuestras mentes de un modo que nos domina. ¿Cómo construir propuestas alternativas? ¿Cómo ayudar a entender que allí donde uno vive existen elementos que nos ayudan a disfrutar del día a día? ¿Cómo saciar a partir de lo cotidiano nuestro deseo de felicidad?

También como Iglesia, como misioneros somos desafiados a eso, especialmente en esos lugares donde la sed por consumir puede provocar que las comunidades se queden desiertas, lo que constituiría un grave riesgo para la Región Amazónica.

El futuro depende de aquellos que hoy están empezando la vida y que pueden construir un futuro diferente para el mundo, para el Planeta. Es necesario que todo nos impliquemos en esta construcción de alternativas de vida en lugares distantes.

Al fin y al cabo, la misión tiene que llevarnos a hacer realidad el Reino de Dios en medio de aquellos con los que convivimos y acompañamos y eso no se consigue sólo dentro de la Iglesia, sino en el encuentro cotidiano con todos, también con quienes aparentemente no tienen todavía capacidad para hacernos pensar.


Un abrazo

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando una lata de mejillones a uno le parece un manjar

Gente que nos hace soñar con un mundo mejor

De la Ceca a la Meca