Visitas que nos alegran el corazón

Hola a todos:

El tiempo me ha enseñado a recibir a la gente, especialmente cuando hacen un gran esfuerzo para llegar hasta mí. En septiembre me preguntaron si estaría dispuesto a acoger a Antonio García Rubio, durante siete años Párroco del Pilar de Juan Bravo, la primera parroquia en la que fui cura y que durante mucho tiempo ha sido una de mis ayudas principales para poder llevar a cabo la misión.

Antonio dejaba de ser párroco y se iba a la Parroquia de San Blas como vicario parroquial, una actitud que nos muestra que todavía hay gente que no se ha dejado vencer por uno de los mayores pecados clericales, que es el "carrerismo". La gente le quería hacer un regalo y pensaron que podría ser conocer Cucui.

Ultimados los preparativos llegó a Manaos el lunes día 20, donde le recibí, pues estaba volviendo de Brasilia de participar de unos encuentros. Conocimos alguna de Manaos y el miércoles volamos a São Gabriel da Cachoeira, desde donde ayer subimos el Río Negro para llegar a Cucui, después de nueve horas de viaje, enlatados en una canoa llena y bajo una lluvia intensa en muchas partes del viaje, que nos dejó bastante cansados. 

Encontrarnos con alguien que tiene capacidad de sorprenderse y de agradecer a Dios por lo que contempla es una gran enseñanza para todos, pues eso nos muestra la esencia de ser cristiano, que es reconocer la presencia divina en lo que nos rodea. La Amazonia es una muestra clara de la grandiosidad de la obra del Creador, que en esta región ha sido preservada de forma magistral por los indígenas.

En este ir y venir en el que uno vive y en estas periferias del mundo que habito siempre estas visitas y las reacciones de quien llega nos ayudan a reafirmar nuestras opciones y hacer más visibles a quienes aquí viven y muchas veces sufren las consecuencias del descaso institucional. 

Será poco tiempo, pero estoy seguro que va a ser un tiempo de alegría y de disfrutar de alguien que ve la vida con los ojos de Dios.

Un abrazo.