Las itinerancias me recargan las pilas
Hola a todos/as:
Visitar las comunidades, o como decimos
por aquí irnos de itinerancia, es lo mejor que me puede pasar o
tocar. Esta semana he ido a las comunidades del Río Negro y de nuevo
ha sido una experiencia fantástica, donde he recargado las pilas. He
visitado cinco comunidades y he pasado en otras tres donde no he
podido quedarme porque la mayoría de la gente estaba en la ciudad.
A algunos les puede extrañar eso de
que estaban en la ciudad, pero aquí la gente tarda muchos en días
en llegar a la ciudad y volver hasta la comunidad, pues a los viajes
interminables se unen las trabas que casi siempre encuentran para
resolver sus problemas. La “burrocracia” en todos los lugares es
un gran inconveniente, pero aquí eso se multiplica.
Lo mejor de estas visitas es el
contacto con la gente, hablar con unos y con otros, escuchar sus
problemas y preocupaciones y poder pensar en posibles alternativas de
futuro, no siempre claro para los pueblos indígenas, cada vez más
perseguidos y acorralados por un gobierno que se ha empeñado en
acabar con ellos.
Me sorprende lo mucho que la gente de
las comunidades se confiesa, inclusive los jóvenes y adolescentes,
cómo son conscientes de la necesidad de entrar en el camino de la
conversión en este tiempo de cuaresma, de prepararse para la Pascua.
De cara al Sínodo de la Amazonia, que
se celebrará en octubre de 2019, estoy recogiendo las opiniones de
la gente, líderes de las comunidades, catequistas, jóvenes,
buscando conocer y después divulgar lo que ellos piensan sobre
aquello que el Papa Francisco ha puesto como objetivo principal del
Sínodo, buscar nuevos caminos de evangelización de la Amazonia,
especialmente de los pueblos indígenas. Es interesante ver lo que
cada uno siente y descubrir en sus palabras las potencialidades y
lagunas del trabajo de evangelización en estas comunidades a lo
largo de los años.
Sin duda este tiempo de preparación
para el Sínodo es un momento de especial importancia para la Iglesia
católica en la Amazonia. Desde mi punto de vista, la gran tarea que
debe ser llevada a cabo es la de escuchar las voces que vienen del
interior de las comunidades indígenas, dejar que los pueblos
indígenas, tradicionalmente silenciados puedan alzar la voz y decir
lo que ellos quieren en relación a la vivencia de la fe, sabiendo
que es necesario adaptar el Evangelio a cada cultura y local y
expresar la Buena Nueva en categorías que resulten comprensibles
para quien es ofrecido el mensaje de Jesús de Nazaret.
Se presenta un tiempo de trabajo, pero
también de esperanza, de nuevos horizontes... Todo será posible en
la medida en que nos dejemos conducir por el Espíritu de Dios que
siempre nos muestra el camino a seguir...
Un abrazo.
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