Dios quiere nacer, pero es necesario acogerle

Hola a todos/as:

Adviento es tiempo de preparar el camino del Señor, de descubrir señales que nos muestren que estamos dispuestos a acoger a Dios en nuestras vidas, en este mundo en el que cada vez más, cada uno piensa sólo en si mismo y se olvida de los problemas de los otros. Puedo decir que esta semana descubri que hay personas que están acogiendo a Dios en su vida y que son un desafio para todos. El domingo conoci a Sinara y en ella descubri a ese Dios que quiere ser acogido.

Sinara es una niña de cinco años que tiene varios problemas de salud y necesita ser operada. Hasta ahora no podía ser operada porque no tenía suficiente peso. Su madre tiene cinco hijos y ninguno vive con ella. Delante de esta situación, Sinara fue acogida por una animadora de una comunidad, que está cuidando de ella para poder ser operada. En un mes ya crecio 13 centímetros y engordó un kilo. Estas cosas nos ayudan a descubrir que Dios va a continuar naciendo, pues hay gente que está dispuesto a acogerle.

Además de esto, que es lo realmente importante, en estos días el trabajo del día a día continuó. Jueves y viernes fueron días de misas en las comunidades de Itaetê. El sábado fue día de trabajo duro. Por la mañana, Asamblea para planear el próximo año con las comunidades de Itaetê. La mejor noticia es que de las 28 comunidades participaron 25, lo cual demuestra que la gran mayoria de las comunidades quieren participar de aquello que es propuesto. Salieron cosas interesantes, ahora el desafio es hacerlo realidad en las comunidades en el día a día. Por la tarde vinimos para Andaraí para celebrar en dos comunidades de la zona rural. En la primera están queriendo construir la capilla. Yo les había dado de plazo hasta el 31 de diciembre para ayudarles con el tejado y estaban nerviosos porque no encontraban albañiles para hacer el trabajo. Sentir las cosas como propias nos ayuda a valorarlas más, recibir todo gratis nos acomoda. Por la noche, en la ciudad fue celebrado el Show de la Paz, que ya es una tradición en Andaraí. No aguante hasta el final, las fuerzas son limitadas.

El domingo seguimos celebrando en Andaraí y el lunes tuve reunión en Ruy Barbosa para preparar un material para ser trabajado en las comunidades de la diócesis el próximo año. A la vuelta estuvimos comiendo tortilla con la familia italiana que ha venido a hacer la experiencia misionera durante dos años. Ayer también tuvimos misas en Andaraí y hoy la misma cosa.

No dejemos pasar esta oportunidad que Dios nos da para poder recibirle en casa. Hay muchas señales y muchas personas que nos muestran que es posible acogerle y que eso es motivo de alegria y al mismo tiempo es un gran testimonio en la vida de aquellos que están a nuestro lado.

Un abrazo.

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