Una gran semana

Hola a todos/as:

Puedo decir que esta semana que ha pasado ha sido una gran semana. Fue tiempo de parada, de reflexión, de ver lo que Dios quiere de mi vida y de aceptar eso que Dios me pide, pues al final convertirse es eso, dejar de lado lo que nosotros queremos para aceptar en nuestra vida lo que Dios quiere, lo cual no es siempre fácil, pues a veces uno quiere una cosa y Dios nos pide otra. Los ejercicios espirituales nos ayudan a eso, a reafirmar nuestras elecciones, aquello que un día nos llevó a vivir lo que vivimos y ser lo que somos.

A ello nos ayudó Sergio, sacerdote diocesano de la espiritualidad del Prado, que nos fue conduciendo durante estos días para rezar, a partir de nuestra vida, sobre la Iglesia y en particular de nuestra diócesis de Ruy Barbosa.

Durante el retiro surgió una novedad importante. De nuevo, un seminarista va a venir a acabar su formación con nosotros, Erivaldo, las comunidades y yo. Su nombre es Carlos. Nos apretaremos un poco en casa, siempre hay lugar para uno más. Para mi es motivo de gran alegría y sin duda forma parte importante de la misión que asumo en la diócesis, pues estoy aquí para que en el futuro pueda caminar con sacerdotes y lideres comunitarios de aquí y sin duda vamos dando pasos decisivos para ello.

A esto también ayudó el retiro parroquial que empezamos el viernes por la noche en la comunidad de Baixão, pues fue un buen momento para que los líderes de las comunidades pudiesen rezar un poco sobre su vida y misión. Nos ayudaron una religiosa y tres laicos de la parroquia de Pintadas, que es la ciudad donde Erivaldo nació.

Todo esto nos ayuda a continuar caminando, a coger fuerzas para no desistir delante de las dificultades, para poder mirar a los otros con los ojos del niño que aparece en la foto, esa mirada que limpia que penetra hasta lo más hondo del corazón.

Que Dios nos ayude en este tiempo de cuaresma a convertirnos y poder tener esa mirada.

Un abrazo.