Un reto desafiante: vivir la fe en comunidad

Hola a todos/as:
Os escribo desde Salvador, donde llegué hoy por la tarde, pues mañana empieza la Asamblea anual del Regional Nordeste 3 de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños, de la que participo como Coordinador de Pastoral de la Diócesis de Ruy Barbosa. Desde el viernes hasta hoy por la mañana he participado en la ciudad de Simões Filho, que está en las afueras de Salvador, del encuentro regional de las comunidades eclesiales de base. En este encuentro hemos participado representantes de 18 diócesis de los estados de Bahia y Sergipe y hemos estado reflexionando sobre la Parroquia como comunidad de comunidades, que es una de las urgencias de la acción evangelizadora que las Directrices para la Acción Evangelizadora para la Iglesia de Brasil, que fueron aprobadas el año pasado y que nos acompañaran en los próximos años.
Constatamos las dificultades que aparecen para poder llegar a tantos lugares donde la gente tiene sed de Dios y la Iglesia no se hace presente, muchas veces por falta de compromiso de aquellos que formamos parte de ella. El esquema actual de trabajo, donde la gente tiene que venir a dónde nosotros estamos debe ser revisado para poder hacer una opción que nos lleve a hacernos presentes en los lugares donde la gente vive su vida. Además de eso evaluamos el trabajo que las comunidades hacen en las diferentes diócesis y constatamos los problemas por los que muchos pasan. 50 años después del Concilio Vaticano II todavía cuesta entender la necesidad de unir la fe con la vida, que es una de las exigencias del Concilio y en consecuencia implicarnos para a partir de esta fe construir una sociedad más justa, construir el Reino de Dios. Hacer una opción de vida más encarnada ni siempre es una de las prioridades para la mayoría de aquellos que decimos tener fe. En este encuentro fui escogido como asesor de las Comunidades de Base en el Regional, una cosa a más, pero que creo que vale la pena, pues voy a ser el primero en tener que reflexionar para poder ofrecer cauces que nos ayuden a vivir con más profundidad nuestra fe.
Antes de eso la semana comenzó con el descanso de los lunes, aprovechando para darnos un baño en una cascada, junto con Carlos, el seminarista y los misioneros laicos italianos que viven en Andarai. El martes por la mañana tuve que ir a visitar al quiropráctico, pues mis cervicales reclaman. Por la noche tuvimos reunión con las comunidades de la ciudad en Andarai y el miércoles con las comunidades de la zona rural, un grupo por la mañana y otro por la tarde. Con todas hicimos la evaluación del año para poder preparar la asamblea diocesana que será del día 15 al día 17. 
Ya de noche fuimos para Itaetê para una reunión más con una comunidad en la que aclarar algunas cosas que habían sucedido como consecuencia de haber pedido un autobús del transporte escolar al ayuntamiento para viajes de la comunidad, lo cuál está prohibido por la ley y por la parroquia. Lo peor de todo es la dificultad que esta gente tiene para poder entender que el desvío de dinero público es delito. La cultura de la corrupción está tan dentro de la sangre de la gente que se dejan comprar por pequeñas cosas. Esto fue en el tiempo de campaña y fue una forma más de comprar votos por parte de aquellos que siempre vivieron de robar el dinero público como ya demostré para ellos. Lo peor de todo es que la gente cree a esos ladrones sin vergüenzas que continúan robando y riéndose de la ignorancia de la gente.
El jueves fue día de misas en las comunidades. En la misa de por la noche tuve la suerte de poder celebrar por primera vez la misa en la nueva capilla de una de las comunidades. Después de nueve años consiguieron tener las condiciones mínimas para poder celebrar dentro. Todavía falta muchas cosas para que esté completamente acabada, pero para mi es importante poder celebrar dentro. Mi teoría es que debo ayudar a construir la capilla, pero ellos tienen que colaborar también y es mejor esperar nueve años para que vean el fruto de su trabajo que darles la capilla hecha sin ninguna implicación de su parte. De mi parte no les va a faltar ayuda e incentivo para que así sea, pero ya conseguimos lo más importante, que es que se pueda celebrar dentro y continuar caminando como comunidad de fe.
Un abrazo a todos/as.

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