Cidade maravillosa


Hola a todos/as:
Después de dos semanas sin informar vuelvo de nuevo a contaros algunas cosas de mi vida y misión en estas tierras brasileñas. La verdad es que la semana pasada estuve fuera y no tuve posibilidad de acceder a internet y en estos días, de vuelta a casa, tampoco está funcionando muy bien.
El año comenzó con los nuevos alcaldes y concejales asumiendo sus cargos. Aquí en Brasil las elecciones son el primer domingo de octubre de los años pares, una vez a nivel municipal y otra para los cargos de los estados y del gobierno federal y el uno de enero de los años impares asumen sus cargos. Participé de la ceremonia en Andarai, ya que ahora voy a vivir solamente aquí. La nueva alcaldesa de Itaetê dice que ha sido ella quien me ha echado de la ciudad, ante lo cual sólo me cabe decir que si ella es feliz diciendo eso, allá ella. Más tonto es el que se lo cree…
El mes de enero es un tiempo de relativa tranquilidad, tiempo de vacaciones. Pese a eso yo no he querido dejar de celebrar en las comunidades, lo cual no es que suponga mucho esfuerzo, pues celebrar en 23 comunidades en un mes para quien ya celebró en 54 en cinco semanas, es cosa leve. Los días que he estado aquí me he dedicado a eso.
Desde el día 7 al día 11 tuvimos el encuentro anual de la OCSHA. Este año fue para los que trabajamos en Brasil y nos encontramos en una ciudad del estado de Rio de Janeiro que se llama Vassouras, que está en la región montañosa. Sólo eramos 7, lo cual da una muestra de que poco a poco el número de misioneros va disminuyendo. En el primero en el que participé en 2007 nos juntamos unos 20, pero la gente se va volviendo para España y otros, aunque sigan aquí, no tienen condiciones físicas de viajar para los encuentros por el peso de los años y de las enfermedades. A pesar de todo fue un encuentro fraternal, donde pudimos rezar, compartir experiencias, conocer alguna cosa y sobre todo estar juntos, que siempre es bueno.
Desde el día 11 al día 14, junto con Antonio Pintado, que trabaja conmigo en la diócesis de Ruy Barbosa, estuve conociendo la ciudad de Rio, de la que puedo decir que realmente es la ciudad maravillosa que dice la canción. Fueron unos días muy agradables, de estar constantemente con los ojos bien abiertos para poder ver tantas cosas que había a mi alrededor, donde uno ve los contrastes entre la naturaleza y la acción humana, entre la riqueza de los barrios de clase media y alta y la pobreza de las favelas, lo que provoca situaciones de violencia, que gracias a Dios no padecimos. Es una prueba más de la realidad de este país de inmensas desigualdades entre unos y otros. Cambiar esta realidad es el propósito, pero no podemos ignorar que luchar contra el sistema social del que hacemos parte es tremendamente difícil, por no decir imposible. Quien tiene el poder se aprovecha y hace creer a todo mundo que esa es la única forma de que las cosas puedan ser. A veces uno se decepciona, pero no podemos perder la esperanza de que el Reino de Dios pueda llegar algún día.
Por último deciros que en estos días está lloviendo, lo que aquí es motivo de gran alegría. De hecho aquí cuando hace sol la gente dice que hace mal tiempo y cuando llueve el tiempo es bueno. Cosas de la vida, ¿o no?
Un abrazo.

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