La misión siempre es de la Iglesia

Hola a todos/as:

Hoy he recibido unas felicitaciones de la Parroquia del Pilar de Madrid, la primera donde llevé a cabo mi ministerio sacerdotal. El grupo de misiones tuvo la feliz idea de pedir a los niños de la catequesis que hicieran dibujos para felicitar la Navidad a los misioneros de la parroquia y la gente ha escrito diferentes mensajes. 

Encontré felicitaciones de gente que conocía de mis tiempos por allí y de muchos otros a quienes no conozco o no pongo cara, niños, jóvenes, adultos, laicos, sacerdotes y puedo decir que en este simple gesto uno consigue sentir una vez más como la Iglesia que envía es la misma que ayuda a hacer realidad una misión que no es propiedad exclusiva de quienes estamos en tierra de misión y si de una comunidad eclesial que reza, anima, ayuda y muestra cercanía con nosotros.  No sé como agradecer estas cosas y al mismo tiempo uno es consciente de que la responsabilidad aumenta, pues representa a mucha gente que está por detrás.

De vuelta del encuentro de los misioneros que os contaba la semana pasada he comenzado a visitar las comunidades. Siempre digo que ese es uno de los aspectos más importantes en mi trabajo misionero, hacerme presente en la vida de la gente, celebrar con ellos y poder ayudarles a crecer en el conocimiento de las cosas de Dios, aunque al mismo tiempo puedo decir que aprendo mucho con la gente sencilla, sobre todo con los esfuerzos que la gente hace para participar y preparar celebraciones que sean muestra de lo que se vive en el día a día.

El lunes fui de vuelta a Andaraí, tenía que cerrar las cuentas de la parroquia y acabar de recoger algunas cosas que estaban todavía allí y celebrar la fiesta de San Sebastian en la comunidad de Igatú, que es un lugar lleno de magia y encanto. Me alegró mucho poder participar de este momento. Fue una bonita celebración con la presencia de mucha gente. Fue emocionante el mensaje de despedida que leyeron para mi. Salir de los lugares no es fácil, pero la misión es así... la Iglesia envía donde cree que uno es más necesario y sólo nos queda asumir eso para continuar realizando aquello que ella espera.

Por la noche celebré también en una comunidad de Piritiba, llamada Largo, donde también era fiesta. Las distancias hacen que uno llegue a casa cansado, pero poder participar de estos momentos hace que ese cansancio sea considerado como una cosa necesaria, pues todo ayuda a celebrar la vida y la fe de mucha gente.

Un abrazo a todos/as.

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