Conversión pastoral, ¿realmente la queremos?

Hola a todos/as:

La Iglesia debe responder a los desafíos que el mundo y la sociedad actual presentan, aunque esa sea una tarea que no siempre resulta fácil. A veces el miedo nos atenaza y metemos la cabeza debajo del ala, pensando que si no vemos los problemas, éstos desaparecen. Esos cambios siempre provocan conflictos, especialmente con aquellos que forman parte del statu quo y no quieren perder sus privilegios, muchas veces conquistados con métodos poco evangélicos. 

Conocemos los problemas globales, que aparecen en los medios de comunicación, pero esos sólo son la punta del iceberg de una situación general que está oculta para la mayoría. Conocer las cosas y ayudar a los otros a conocerlas es el mejor camino para que la realidad cambie. Ayer estudiaba con algunas comunidades el documento que los obispos de Brasil aprobaron el año pasado sobre la parroquia y que este año hemos venido estudiando en diferentes encuentros. El capítulo V nos habla sobre la conversión pastoral, idea que aparece fuertemente en el Documento de Aparecida y que posteriormente su relator, el hoy Papa Francisco, ha llevado al mundo entero a través de sus discursos, homilías y de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.

Uno, o el mayor problema de la Iglesia Católica, está en el clericalismo, actitud que no sólo es fomentada por el clero. Hablaba sobre esto con un amigo cura brasileño hoy por la mañana. La conversión pastoral depende, en buena medida, de que ese pecado, criticado repetidamente por Francisco, desaparezca y nos convenzamos de que todos podemos ser instrumento de Dios en la vida de la gente. Uno bate y rebate en esta tecla en los diferentes foros en los que participa, pero el embudo clerical muchas veces es demasiado estrecho y sólo llega a la gente lo que aquellos que muchas veces se creen dueños de la vida de los otros, dejan pasar.

Las diferentes actividades que se llevan a cabo son secundarias en cuanto el problema de fondo no desaparezca. La formación recibida en tantos años de Iglesia de puertas cerradas marca en demasía la realidad actual. Francisco quiere cambiar las cosas, pero muchos repiten el viejo refrán: "predicame cura, predicame fraile, que por uno me entra y otro me sale". Paciencia, si es de Dios, un día vamos a llegar a la meta...

Un abrazo.    

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