Reencuentros

Hola a todos/as:

Volver a los lugares donde uno ha vivido nos ayuda a traer de vuelta diferentes situaciones y, sobre todo, nos lleva a reencontrarnos con quienes un día formaron parte de nuestra vida cotidiana. Con motivo del encuentro de la OCSHA, Obra de Cooperación Sacerdotal para Hispano américa, que ha tenido lugar esta semana en Salvador he podido volver a pasar por las parroquias de la diócesis de Ruy Barbosa donde trabajé durante más de nueve años.

En Piritiba pude participar de la fiesta de la parroquia y comprobar el cariño que mucha gente todavía sigue sintiendo`por mí. Ha sido una prueba más de cómo ha valido la pena el tiempo pasado en estas tierras. Al fin y al cabo, lo que da sentido a la misión son las personas que ésta nos permite conocer y que entran a formar parte de nuestra vida. 

También he podido encontrarme con Don André, el obispo de la diócesis, quien desempeña este servicio desde hace más de veinte años y, como ya he dicho antes, con mis compañeros misioneros en Brasil. En el encuentro sólo eramos cuatro, pues el número de misioneros se va reduciendo y los muchos años impiden que algunos puedan viajar con facilidad. La mayoría de los misioneros de la OCSHA en Brasil es gente que ha pasado aquí toda una vida, sirva como ejemplo que entre mis tres compañeros que estaban en el encuentro suman unos 120 de misión...

También he podido pasarme por Itaete, la primera parroquia donde trabajé en Brasil y en esta semana lo haré por Andarai, la otra parroquia donde fue misionero en la diócesis de Ruy Barbosa. Al llegar a Itaete lo hice atravesando el río Paraguaçu en una barca donde se pasa con los coche, pues no hay puentes en la región. Pensaba en tantas y tantas veces en que tirando de una cuerda pasé de un lado a otro para acompañar a las comunidades y en tantos que conmigo atravesaron el río.

Me quedaré por aquí esta próxima semana, esperando un viaje que tengo que hacer para Londrina, en el sur de Brasil, para preparar el Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base que se va a celebrar en enero de 2018. Vivir en la Amazonia tiene estas cosas, cuando uno viaja, tiene que aprovechar para juntar varias cosas, pero eso también permite volver a esos lugares que han marcado nuestra vida y reencontrarnos con quienes continúan siendo importantes.

Un abrazo. 

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