Viajes interminables para vivir momentos inolvidables

Hola a todos/as:

Vivir en las periferias del mundo tiene sus ventajas (muchas) y sus inconvenientes (algunos). Una de esas cosas que uno debe enfrentar son los viajes interminables. Ahora mismo estoy en Manaos, de vuelta de Rio de Janeiro, donde este fin de semana participé del Seminario del Movimiento Nacional de Fe y Política de Brasil.

Salí de casa el martes pasado, viajé en la voladora durante casi nueve horas hasta São Gabriel da Cachoeira, el miércoles por la mañana avión a Manaos, donde esperé hasta la madrugada del viernes para viajar a Rio, y donde aproveché para participar, junto con la gente de la Red Un Grito por la Vida, de un evento en el que se celebraba el Día Nacional de Combate y Explotación Sexual de Niños y Adolescentes. 

El domingo por la noche vuelta para Manaos, mañana miércoles avión de vuelta a São Gabriel y de nuevo voladora hasta Cucuí, con parada en una comunidad para celebrar misa, donde llegaré el jueves. Y eso que estoy viajando de la forma más rápida posible...

Muchos se pueden asustar con ese viaje, pero esas cosas me están enseñando a entender que el tiempo es un ente que se puede negociar de formas diferentes. Vivimos en una sociedad en la que muchas veces dejamos de hacer las cosas porque “no tenemos tiempo”. En la medida en que caemos en ese error, debemos ser conscientes de que perdemos momentos inolvidables, dejamos de estar en contacto con personas que hacen que nuestra vida se enriquezca y nuestra felicidad aumente.

En el momento actual por el que Brasil y el mundo pasan es indispensable reflexionar juntos y buscar alternativas que nos ayuden a encontrar caminos de futuro. No podemos encerrarnos en posiciones anquilosadas o vivir tirandonos piedras, o bombas nucleares, los unos a otros. En el Seminario de Fe y Política veíamos que la Espiritualidad del Buen Vivir puede ser una alternativa válida en ese camino de futuro. ¡Cuánto tenemos que aprender de los pueblos originarios!

También han sido días de convivencia con cristianos de otras confesiones y de descubrir su riqueza. Fue un gran aprendizaje entrevistar a una pastora luterana y a un pastor batista y descubrir que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan, que el ecumenismo es algo que se puede conseguir en la práctica y que a partir de una relación de amistad surge el diálogo y el posible entendimiento.

Junto con eso, y a pesar de que fui directo del aeropuerto al lugar del encuentro y de allí al aeropuerto, pude disfrutar de la buena atmósfera que uno siente cuando visita Rio. Las vistas desde la casa eran fantásticas, a pesar de que el sol no apareció en ningún momento, y uno entiende el por qué la ciudad carioca es conocida como la “Cidade Maravilhosa”.

Al final, a pesar del cansancio, uno se queda con los encuentros personales, con las conversaciones, con las palabras y con el agradecimiento de la gente, lo que nos muestra cómo vale la pena hacer estas cosas, aunque algunos estén convencidos de que es una locura.

No digas nunca que no tienes tiempo, sólo es cuestión de dar prioridad, de estar dispuesto a hacer viajes interminables para vivir momentos inolvidables.


Un abrazo

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando una lata de mejillones a uno le parece un manjar

Gente que nos hace soñar con un mundo mejor

De la Ceca a la Meca