Una fiesta entrañable

Hola a todos/as:


Desde el lunes ha habido algunas novedades, la primera ocurrió el propio lunes con la fiesta que las comunidades de Itaetê hicieron con motivo de mis trece años de ordenación. Como podéis ver en las fotos, fue de lo más patriótica, banderas de España, globos rojos y amarillos...

Pero sin duda fue una muestra de cariño por mi y por lo que hago, no se si merecido o no, pero que realmente agradezco, pues fue hecha por gente simple, que da lo que tiene. Fue especial el testimonio de algunas personas, de gente que dice que se han encontrado con Dios a través de su experiencia de vida en comunidad que intentamos comunicar y que da ánimos para continuar haciendo lo mismo con otras personas. Cada día estoy más convencido de la importancia de la comunidad, de las pequeñas comunidades en el trabajo evangelizador. Construir comunidades donde las personas puedan sentirse en familia, queridas, valoradas, amadas por aquellos que viven y celebran su fe con ellos.

Martes y miércoles fueron días para las reuniones mensuales con las comunidades de Andaraí, que hacemos en cuatro grupos, que llamamos núcleos, siempre en la primera semana y aprovechamos para la formación de los líderes de las comunidades y ver como mejorar el trabajo del día a día, que no siempre es fácil. Hoy estuvimos en Itaetê, resolviendo cosas caseras y celebrando en las comunidades por la tarde y por la noche. Cosas cotidianas, pero no por eso menos importantes. Por la noche cuando llegué a la comunidad había un cartel felicitándome por el aniversario de ordenación y me dieron una tarta de regalo. Cosas simples, pequeñas, que no son necesarias, pero que llegan al corazón y hacen ver la forma de ser de esta gente.


Un abrazo.






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