De sorpresa en sorpresa

Hola a todos/as:

En poco más de una semana de papado he de decir que la capacidad de sorprender del Papa Francisco es asombrosa. Cada día es una cosa diferente. Hoy, sin ir más lejos, ha anunciado que la misa de la Cena del Señor de Jueves Santo será en una cárcel de menores en Roma... Es posible que muchos se rasguen las vestiduras delante de tanta osadía, pero yo me quito el sombrero y admiro su valentía y su capacidad para no dejar a nadie indiferente, siguiendo el ejemplo de Jesús de Nazaret, que fue crucificado por hacer cosas parecidas... En un mundo que se deja guiar más por lo que la gente hace y no por lo que la gente es o dice, nos encontramos delante de alguien que ha tenido la capacidad de cuestionar a mucha gente, a mi el primero, pero también a otros que se dicen ateos o se sienten alejados de la Iglesia Católica.

El fin de semana fue tiempo para celebrar en las comunidades. El sábado por la tarde me sorprendí una vez más... Durante la semana, los días que Erivaldo estuvo en el hospital, también estaba una mujer con sus dos hijos, uno de ellos deficiente, que era el que estaba enfermo y otro todavía bebé. En la misa del sábado improvisaron una cama en la capilla para que el niño deficiente pudiese participar y con él su madre... Delante de tanta gente que coloca tantas dificultades para participar... hay quién desde la fe, y de esta mujer doy testimonio que tiene mucha por la forma en que vive y se comporta, supera todas las dificultades.

El lunes, ante la falta de mejoría de Erivaldo, tuve que llevarle a Feira de Santana, donde finalmente quedó internado. Esperemos que se recupere pronto. A la vuelta, el martes celebré en una comunidad de Andaraí y en otra de Itaetê, donde era la fiesta del patrono. Fue de lo más animada. Al llegar a Andaraí tenía formación litúrgica, pero la gente me debió ver tan cansado que me mandaron para casa. Ayer fui día de reparar el coche y mi espalda y por la noche clase de español. Hoy preparé cosas para diferentes encuentros que tendré estos días y por la tarde he ido a una comunidad de Itaetê, pues no tenían misa desde el año pasado y era conveniente celebrar, aunque supusiese ir desde aquí... Al final es una hora para allá y otra de vuelta, pero creo que valió la pena. Todo esto junto con la obra, que se está convirtiendo en la del Escorial, pues cada día sale una cosa nueva.

Un abrazo.