Los cambios, poco a poco

Hola a todos/as:
A veces queremos que las cosas cambien de forma instantánea y no conseguimos muchos resultados, pero cuando los cambios son planeados y se consigue el apoyo de más personas, éstos suceden y tienen más posibilidad de perdurar en el tiempo. La fiesta del Divino (Pentecostés) en Andaraí siempre estuvo envuelta en cierta polémica, sobre todo en torno a la figura del emperador, un niño que es elegido para hacer ese papel. Durante mucho tiempo eso era cosa sólo de ricos, independientemente de fe, participación de la comunidad... que aprovechaban este momento para mostrarse y hacer una fiesta mejor que la del año anterior. Desde un tiempo atrás intentamos cambiar las cosas y poco a poco vamos consiguiendo que esos cambios se hagan realidad,sabiendo que todavía queda mucho camino por recorrer y muchas cosas por afianzar.
Por lo demás la semana fue sin grandes sobresaltos. El lunes fue para recuperarse de la fiesta. El martes tuvimos curso bíblico con las comunidades de la ciudad, pero la gente debía estar todavía pensando en la fiesta, pues la participación fue escasa. Estamos estudiando el evangelio de Lucas y la verdad es que es un momento importante, pues eso ayuda en el trabajo que los laicos hacen en las comunidades cuando celebran la Palabra, realizan la catequesis...
Las celebraciones en las comunidades fueron jueves, viernes y hoy sábado, todas en la zona rural, una el jueves y dos los otros días, todas en comunidades pequeñas, con poca gente, pero que también necesita ser acompañada, que a veces hace esfuerzos grandes para poder llegar. Hoy, yendo para la primera misa, que era a las tres de la tarde, con un sol de justicia me encontré a tres jóvenes, que viven a más de cinco kilómetros de la comunidad, que iban andando para participar de la misa. Son estas cosas las que animan, pues todavía hay gente que quiere encontrarse con Dios, aunque sea difícil. Entre ayer y hoy hice unos 350 kilómetros para celebrar para no más de 60 personas entre las cuatro misas, pero si la gente hace esos esfuerzos, no puedo dejar de hacer lo que me está de mi parte. Al final ser misionero es eso, ayudar a la gente a acercarse al misterio de Dios. Estoy convencido de que recibo mucho más que lo que doy.
Un abrazo

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