Qué bueno es reírse

Hola a todos/as:
Estar con gente con quien te puedes reír siempre nos hace bien, nos alegra la vida y el espíritu. Después de tres semanas de más risas de lo normal vuelvo a la vida más cotidiana, de la que dicho sea de paso no me quejo, pues hago aquello que realmente me gusta y vivo en un lugar maravilloso. Que la gente vea lo que haces y cómo lo haces es la mejor forma de mostrar que eso vale la pena.
El fin de semana pasado estuvo marcado por la celebración del día de las madres (en Brasil es el segundo domingo de mayo) y la novena de Pentecostés. Aquí la fe y la vida están juntas, la vida se celebra en la iglesia, la gente no hace un paréntesis en su vida del día a día para ir para la iglesia. Tanto en la misa del sábado por la noche como en las del domingo había mucha gente y fue momento de celebrar la vida, de alegrarse y agradecer a Dios por esas mujeres que dan vida y que cuidan de la vida de los otros renunciando a la propia.
El lunes nos fuimos para Feira de Santana y estuvimos en el seminario de nuestra diócesis. Poco a poco van surgiendo vocaciones que un día acompañaran la vida de las comunidades. Es importante cuidar de esta gente, de los sacerdotes jóvenes y de los seminaristas, que puedan sentirse a gusto y tener una referencia cuando necesiten ayuda. Entre los padres jóvenes y los seminaristas son 13, una señal de esperanza para el futuro.
El martes fuimos para Salvador, me tocó hacer de guía turístico. Salvador es una de las ciudades con mejor patrimonio histórico-artístico de Brasil, a lo que se une su localización privilegiada, lo que hace que uno pueda disfrutar de arte, sol, playa, culinaria y conocer esa mezcla de razas, culturas, religiones que es Brasil. Hasta el jueves disfrutamos de todas esas cosas.
Ayer, viernes, vuelta para casa y para los quehaceres del día a día. Por la tarde misa en la zona rural, en una de esas pequeñas comunidades que dan sentido a mi vida como misionero. Poca gente, pero fiel, comprometida, que intentan caminar, vivir su fe en la simplicidad, sin dejarse superar por las dificultades. Por la noche, el octavo día de la novena. Llovió poco antes de empezar y esto echó a la gente para atrás.
En fin, el tiempo de semi-vacaciones (tener visita siempre te hace ir en lugares en los que no vas en el día a día) pasó, pero continuar trabajando hace que continúes disfrutando igualmente.
Un abrazo.

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