La gente despierta y reclama sus derechos
Hola a todos/as:
Ver como la gente va tomando conciencia de que las cosas
pueden cambiar es una de mis mayores satisfacciones y uno de los motivos que me
mueven a continuar haciendo lo que hago. El lunes por la mañana el MST
(Movimiento Sin Tierra) invadió el ayuntamiento de Itaetê protestando contra
una situación insostenible que es consecuencia de la actitud dictatorial de una
alcaldesa que se siente dueña del mundo. Después de seis días no se ha dignado
a hablar con ellos y escuchar sus reivindicaciones, desde mi punto de vista
justas y válidas. El martes estuve apoyando la protesta, lo que provocó que los
que maman todos los días del ayuntamiento se pusiesen nerviosos, pues tienen
que defender la leche que les alimenta. Quién se posiciona de parte de los
pobres molesta, siempre ha sido así y ellos no paran de difamar, no sólo a mí,
también a Erivaldo que ahora está en Itaetê y apoya las reivindicaciones,
haciéndose presente cada día. Su presencia es otro motivo de alegría, pues veo
que el trabajo iniciado tiempo atrás continua.
La verdad es que esta última semana estuve llena de cosas.
El fin de semana las celbraciones aumentan. Puedo decir que no hubo mucha
gente, pues eran en comunidades pequeñas y además el domingo llovió e hizo que
la gente no pudiese llegar pues con el barro se hacía más difícil salir de
casa. El lunes por la mañana estuve en la secretaria atendiendo a los que
llegaban y por la noche fui a la reunión de los concejales, donde vi cómo a esa
gente les gusta aprovecharse cuanto más mejor. Son pocos los que quieren hacer
alguna cosa y muchos los que buscan enriquecerse ellos y los amiguetes. Martes
y miércoles, dado que eran los últimos del mes, fueron días para reunirse con
las comunidades en los cuatro núcleos en que están divididas. El jueves fue la
fiesta de Corpus Cristi y a la hora de comer llegaron unos amigos que han
venido a pasar el puente por aquí, con lo cual me ha tocado hacer de guía
turístico y a mi que no me gusta nada eso de ir a bañarme en los ríos y
cascadas me supone un sufrimiento tremendo (jajaja). Pero que nadie piense que
sólo es eso, pues las celebraciones continúan.
En fin, eso es lo que tengo que contaros por hoy. Es la vida
del día a día, que tiene más sentido cuando intentamos vivirla de verdad y
dejamos que Dios nos acompañe. Él se hace presente siempre y depende de
nosotros que sepamos descubrirle.
Un abrazo.
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