Un Dios que derriba a los poderosos

"Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos". Hoy quiero comenzar mi crónica con las palabras del Magníficat que nos muestran como Dios continua haciéndose presente en nuestro medio. Digo esto al respecto de como ha sido resuelto el conflicto existente entre el Movimiento Sin Tierra y la alcaldesa de Itaetê. Después de diez días sin querer recibirles, el jueves se dignó a hablar con ellos, movida no por la buena voluntad y sí por las circunstancias que estaban volviéndose contra ella. La presión empezaba a ser cada día mayor, las noticias en los medios de comunicación se volvían constantemente contra ella, el día anterior había insultado a un funcionario del juzgado... Finalmente tuvo que bajarse del trono para hablar con los pobres, cosa que a ella le repatea y tuvo que ceder a todas las reivindicaciones. Tanto para mi como para Erivaldo, que desde el principio mostramos nuestro apoyo a aquello que era pedido significa un paso importante en una sociedad demasiado acomodada. Es verdad que esto le ha costado que algunas personas se posicionen contra él, lo cual para mi no es novedad, pues ya pasé por esa experiencia. Enfrentarse a los poderosos supone correr el riesgo de ser difamado e denegrido por aquellos que siempre vivieron a costa del erario público, pero no deja de ser una muestra de profetismo para muchos otros.
El domingo fue un día largo, comenzó a las cinco de la mañana, que me levanté para ir a dar un curso sobre comunidades de base a casi 300 de aquí. A la vuelta celebré en una comunidad de la zona rural y en otra de la ciudad. Cuando pillé la cama fue una sensación...
El lunes después de estar en el despacho, como todos los días por la mañana esta semana, me fui para Itaetê para participar de la ocupación del ayuntamiento, lo cual provocaba la alegría de los sin tierra y la rabia de los que forman parte de la banda de la alcaldesa. El martes tuvimos reunión del Foro de la Ciudadanía, en el que por diferentes motivos no hubo mucha participación. Es difícil despertar la conciencia social en todo lugar, pero aquí todavía más. El miércoles fue día para poner a punto mi columna con acupuntura y quiropráctica y como es costumbre, por la noche, clase de español. El jueves encuentro con una pareja que se van a casar y el viernes celebraciones en las comunidades por la tarde y por la noche. Hoy por la mañana reunión de la coordinación diocesana de las comunidades de base en Ruy Barbosa y después misas por la tarde y la noche.
Todo pequeño avance es señal de que el Reino de Dios está más cerca, pero nunca podemos olvidar que el tiempo de Dios es diferente y que las cosas no siempre suceden cuándo y cómo queremos. Por eso debemos continuar confiando en El.

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