Cosas que dificilmente se olvidan

Hola a todos/as:
Esta semana he pasado por una de esas experiencias que quedan marcadas para siempre en nuestro subconsciente. El lunes por la tarde fui a la ciudad de Lajedinho, que está a unos 80 km de Andaraí, quería hacerme presente en este momento de dolor para aquella gente, pues sin duda están pasando por el peor momento en sus vidas. En la madrugada del sábado para el domingo, una tromba de agua se llevó 17 vidas y dejó desabrigados a mas de 800 personas, todo esto en una ciudad de unos 2.000 habitantes.
Cuando llegué allí lo que vi fue un panorama desolador, casas destruidas, calles levantadas, pero por encima de todo vi el sufrimiento de aquellos que habían perdido todo, especialmente la vida de familiares, amigos, vecinos... Participé, junto con el obispo, el párroco de esta ciudad y Erivaldo, del entierro de once personas, entre los que había niños de tres años. El paso de los días no apaga los recuerdos, ni los sentimientos.
Pero esta situación de catástrofe ha multiplicado la solidaridad entre la gente de la región, que se ha volcado, ayudando en lo que han podido, lo cual es una cosa buena, pues muestra que el ser humano, todavía es humano, aunque sea en momentos concretos. Sobre todo esto hablo en el blog de Religión Digital, en el post que tiene por título "Agua de la vida y de la muerte".
El mismo día, la lluvia había provocado en Andaraí la pérdida de lo que tenían de tres familias, pues sus casas están construidas encima de un antiguo riachuelo que el exceso de lluvia y la basura acumulada hizo que se desbordase. Aquí, a pesar de las pérdidas materiales, nadie sufrió ningún tipo de herida.
Junto con esto os cuento que este fin de semana hubo un encuentro de Caritas de varias diócesis aquí en el salón parroquial, en el que participaron unas 90 personas. También, como es costumbre, celebré en las comunidades. Estamos acabando el año y con ello las actividades cotidianas, de hecho este sábado tendremos la asamblea parroquial. Ayer también tuvimos la última clase de español y los que me aguantaron hasta el final disfrutaron de una cena española, con gazpacho, paella, tortilla, jamón y hasta vino de Rioja... 
Son sentimientos encontrados, de tristeza y alegría, de dolor y esperanza, que es lo que nunca podemos perder y mostrar para los otros, aunque a veces resulte difícil y no sepamos muy bien cómo hacerlo.
Un abrazo.

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