Pasados por agua

Hola a todos/as:

Podría colocar muchos títulos en esta entrada, pues en esta semana han pasado muchas cosas, pero coloco este pues la lluvia ha sido una constante en estos días, afortunadamente para bien, pues en la región no ha producido perjuicios y ha dejado la tierra mojada y la sierra con agua para disfrutar de la belleza de los ríos e innumerables cascadas, muchas más en estos días, pues aparecían cascadas en lugares insospechados. De hecho el domingo hubo la mayor crecida en el rio Paraguaçu desde el año 1991, fue una cosa impresionante, pero al mismo tiempo bonita, ver agua por todos los lados.

Sin embargo, la lluvia ha hecho que no haya podido ir a celebrar a las comunidades de la zona rural, salvo el día de Navidad que la lluvia dio una tregua, pues en algunos casos los caminos lo impedían y en otros era difícil para la gente llegar a los lugares de la celebración. Por cierto, fueron unas celebraciones bonitas ese día, con más gente de lo normal y con fiesta al final, señal de la alegría de la fecha. Sin embargo, la misa del gallo, que siempre celebramos a media noche en la calle fue adelantada y celebrada dentro de una de las iglesias, aunque como contaba el otro día en Religión Digital no fue motivo de alegría. Se puede leer en la entrada que lleva por título: "Otra vez no le dejamos entrar".

El viernes de la semana pasada participé de una de esas cosas que uno no se imagina que podría participar, especialmente antes de vivir aquí. Fui para Itaetê para una boda en la zona rural, de unos jóvenes amigos míos. La lluvia fue abundante y la fiesta todavía mayor y mejor. Nunca pensé que en una boda la gente, incluidos los novios, disfrutarían tanto bailando encima del barro. En España una boda con lluvia sería una tragedia, aquí fue señal de alegría, pues no podemos olvidar que aquí el tiempo es bueno cuando llueve.

Desde el día 26 hasta hoy hemos tenido el encuentro del clero aquí en Andaraí, lo que poco a poco se está convirtiendo en una tradición. Es un momento en el que, aprovechando el final del año, vemos algunas cosas que deben ser tratadas y nos divertimos juntos. Puedo decir que el ambiente es fraternal y siempre lo pasamos bien. Participamos casi todos los padres, los dos diáconos y tres seminaristas y la verdad es que nos reímos mucho, que siempre es bueno.

También en estos días vi como la alcaldesa de Itaetê me llamaba de todo en el facebook, pero sobre eso no voy a decir nada, espero que el juez lo resuelva un día y además de eso no ofende quien quiere y si quien puede y que ella diga lo que dice de mi me ayuda a estar cada día más seguro que no estamos en el mismo barco, ni soy de su misma calaña, pues demostró, una vez más, ser una auténtica verdulera. Todo es consecuencia de las denuncias que un día hice sobre los robos de su marido, que le llevaron a ser condenado a no poder ser candidato durante varios años. Hay gente que parece que nunca se le va a pasar la rabia.

En fin, la vida sigue, llena de cosas y de personas que nos hacen disfrutar de ella y nos llevan a olvidarnos de todo aquello y aquellos que no nos hace bien.

Un abrazo.

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