Empezando el año sin parar

Foto: Primeira eucaristia na comunidade do Mocambo.Hola a todos/as:

La semana pasada os dejaba esperando el año nuevo y la verdad es que la semana ha pasado volando y llena de cosas, de gente en casa. El fin de semana, siempre es tiempo para celebrar en las comunidades. El domingo fue en dos comunidades de la zona rural y por la noche en el ciudad, donde tuvimos el bautizo de tres niñas. En ellas vi como la vida de las personas es complicada, a veces desde que son pequeños. Una de ellas es criada por los bisabuelos y las otras dos, que son mellizas, por la madre y la abuela. En ambos casos aparecen situaciones difíciles, pero al mismo tiempo la superación delante de las dificultades de personas que no se dejan vencer fácilmente.

El lunes de nuevo llegó gente para pasar aquí el fin de año, tres curas, un diácono, un monje, familiares y amigos de ellos, pues en Andaraí este tiempo es de fiesta y llega mucha gente. En la fiesta de fin de año en el rio se llegan a juntar unas diez mil personas. Tener gente en casa siempre es bueno, pero también me obliga a atenderlos y llevarlos a conocer tanta cosa bonita que hay en la región. Eso es lo que hice hasta el jueves que se fueron los últimos.

Viernes y sábado además de las misas en las comunidades fui a llevar y a buscar a la hermana de Bezinha, el alma mater de la parroquia, pues tenía que operarse y llegar hasta esa ciudad en transporte público es complicado. Después de mil kilómetros de coche, cuatro misas, primera comunión... en dos días acabé cansado. Me gustó la primera comunión de ayer, pues son adolescentes que participan habitualmente de la vida de la comunidad.

Hoy celebraré nuevamente en las comunidades la fiesta de la Epifanía, que aquí es el primer domingo después del uno de enero, pues el día 6 no es fiesta. Después prepararé la maleta, pues la próxima semana participaré del Intereclesial de las comunidades de base (sobre eso escribo en el blog de Religión Digital) y sin pasar por casa iré la semana siguiente a Venezuela para el encuentro de la OCHSA, donde nos encontramos los sacerdotes diocesanos que somos misioneros en América Latina.

En fin, un nuevo año que se presenta por la frente y que sospecho que vendrá cargado de cosas, espero que buenas y que sirvan para que Dios esté cada día más presente en mi vida y en la de aquellos que están cerca de mi.

Un abrazo.

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