Entrar en el camino de Dios

Hola a todos/as:

Hoy escribo desde Piritiba, la nueva parroquia que me ha sido encomendada para acompañar junto con Andaraí, en la que paso una semana por mes. Todavía estoy en fase de conocimiento, procurando ver lo que hay para después poder formarme mi propia opinión.

El inicio de la cuaresma, después de un pequeño y reconfortante descanso en los días de carnaval, nos lleva a entrar en la dinámica de la conversión y mirar dentro de cada uno de nosotros para encontrar el camino de Dios, que siempre pasa por el camino de cada ser humano. Como es tradición en la Iglesia de Brasil, durante este tiempo de cuaresma se reflexiona sobre un tema que forma parte de la vida de la gente, en lo que se llama Campaña de la Fraternidad (la semana pasada hablaba sobre esto con más detalle en mi blog de Religión Digital). Este año es la trata de personas, que se concretiza en el trabajo esclavo, todavía muy presente en muchas regiones de Brasil, la exploración sexual, el tráfico de órganos humanos y de niños para la adopción ilegal.

Esto es lo que va a mover nuestro trabajo hasta la Pascua, que se concretiza en cada comunidad y que se hace presente en la vida de la gente, en las alegrías y sufrimientos de cada uno, en la madre que tiene un hijo deficiente, que no puede levantarse de la cama y precisa de su presencia constante a su lado, pero que al mismo tiempo ve como su marido está hospitalizado a 400 km de su casa, en la familia que pierde al esposo, padre, repentinamente por un infarto fulminante (eso es lo que se supone, pues la huelga de quien hace las autopsias impidió tener un dictamen)... Son situaciones que nos llevan a reflexionar e intentar estar presentes.

El viernes también tuvimos la primera reunión del forun de la ciudadanía en Andaraí, con la presencia de bastante gente, mostrando situaciones que deben ser corregidas por parte de la administración pública. No es fácil crear conciencia ciudadana, todavía más en estos lugares donde el régimen del tiempo de la esclavitud todavía está presente en el subconsciente de mucha gente, pero lo importante es ir caminando, aunque sea con pequeños pasos.

El domingo fue un día agotador. Después de levantarme en Andaraí cogí el coche y anduve 190 kilómetros para celebrar en una comunidad de la zona rural de Piritiba a las 10. Otras dos misas por la tarde en la zona rural para terminar el día celebrando en la ciudad. Lo que hoy la Iglesia me pide es eso, y se que tengo que redoblar los esfuerzos para procurar llegar a atender a tanta gente. Lo importante es sentir que el trabajo fue hecho y que la gente puede encontrarse en comunidad para celebrar juntos la eucaristía.

Ayer fue día de descanso y aproveché para conocer una cascada que está relativamente cerca de aquí. Son momentos en los que uno se siente bendecido por Dios. Poder disfrutar de lugares con una belleza exuberante, sólo en medio de tanta belleza, lo que sin duda se convierte en momento de descanso, pero también de oración y agradecimiento al Creador.

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