17 años, el tiempo pasa

Hola a todos/as:

Otra semana que se pasa, pero en este caso podríamos decir otro año, pues ayer hizo 17 años que fui ordenado presbítero. Uno mira hacia atrás y ve cuántas cosas han pasado y cómo eso me ha ayudado muchas veces a ser más feliz, reconociendo que también ha habido momentos difíciles. Todo ayuda a crecer y a descubrir la presencia de ese Dios que nunca nos abandona y que a través de cada uno de nosotros quiere hacerse presente en la vida de la gente.

En la misión del día a día uno va descubriendo el sentido del ministerio asumido y cómo eso puede ayudar a construir un mundo mejor para todos. El otro día, en el curso bíblico que tenemos una vez por mes, decía que lo que Dios espera de nosotros es que seamos instrumento de liberación en la vida de la gente. Todavía no hemos entendido eso y muchas veces vemos a Dios como aquel que nos resuelve la papeleta y nos saca las castañas del fuego.

El Evangelio de hoy, 5º domingo de Pascua nos dice que tenemos que permanecer en Jesús para poder dar frutos. Muchas veces le queremos sólo de vez en cuando y no sentimos la necesidad de estar siempre a su lado, de ser verdaderos discípulos, para a partir de ahí convertirnos en auténticos misioneros que llevan a cada persona a encontrarse con Dios.

En las idas y venidas por las comunidades uno descubre cómo muchos quieren aprovecharse de las circunstancias para conseguir sus propios objetivos. Aquí todavía es bien visto por la mayoría la presencia de los políticos en las misas y uno se pregunta para qué están allí si después tienen actitudes totalmente contrarias. En la fiesta del trabajador del día uno de mayo vi eso una vez más. No dejé de hablar sobre esas cosas, pero creo que muchos no quisieron escuchar o pensaron que la cosa no iba con ellos... 

No pierdo la esperanza en que un día las cosas puedan cambiar, de lo contrario ya tendría tirado la toalla.

Un abrazo.

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