Cónica desde la periferia

Luis Miguel ModinoHola a todos/as:

Hoy escribo desde São Gabriel da Cachoeira, estado de Amazonas, en el extremo noroccidental de Brasil, frontera con Colombia y Venezuela. Después de dos días de viaje llegué aquí el miércoles por la tarde para conocer una nueva realidad y poder encontrar nuevos caminos para continuar la misión. 

Es un lugar alejado, comunicado por agua y por aire, donde la selva amazónica está preservada prácticamente en su totalidad, habitada por pueblos indígenas de 19 etnias diferentes, que componen más del 90% de la población total. El resto son militares y representantes de diferentes organismos gubernamentales, ONGs y misioneros de diferentes iglesias.

Es un lugar que fascina e impresiona en la misma medida, donde en los paisajes predomina el verde de la espesa selva y los tonos oscuros de las aguas del Río Negro, abundante en su caudal en esta época del año y que ruge a su paso por la ciudad de São Gabriel da Cachoeira donde varias cascadas impiden el paso de grandes barcos y dan nombre al lugar.

Puedo decir que estoy visitando una de esas periferias de las que tanto habla el Papa Francisco, lugar de gente olvidada por la sociedad, pues los considera subdesarrollados, cuando en realidad han demostrado capacidad para sobrevivir milenarmente en un ambiente hostil. Gente a quien el gobierno masacra, olvida y preferiría eliminar para poder disponer arbitrariamente de una tierra habitada y querida, pues ella es llamada de Madre por los indígenas.

Convivo en estos días con Don Edson Damião, obispo de esta diócesis de 293.000 kilómetros cuadrados, más de la mitad de España. Sólo le había visto una vez, pero en este poco tiempo en que estoy con él he descubierto que una Iglesia pobre y para los pobres es posible. Hombre de una extrema simplicidad que se expresa con su vida el ideal de Jesús de Nazaret de que el Reino es posible.

A lo largo de las próximas semanas voy a vivir de ojos y oídos abiertos para poder descubrir todo lo que esta tierra, estos pueblos y esta Iglesia encierran. Ser misionero es ir allí donde Dios y la Iglesia te envían... No todo el mundo entiende eso, pero nadie puede huir cuando Dios llama.

Un abrazo.

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