Formación, el único camino para crecer en autonomía

Hola a todos/as:

Hoy escribo desde Salvador, a camino para Río de Janeiro, donde voy a participar de un encuentro para asesores de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), de las que soy uno de los asesores en el Regional Nordeste 3 de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil). El encuentro pretende reflexionar sobre las Perspectivas para las CEBs en el Pontificado de Francisco y la verdad es que tiene buena pinta, no sólo por el tema, sino también por los ponentes y participantes, gente que tiene mucho que enseñar.

Estoy leyendo un libro de un teólogo brasileño laico, Cesar Kuzma, que tiene por título "Laicos y Laicas, fuerza y esperanza de la Iglesia en el mundo". En el texto se señala la necesidad de que sean protagonistas y de acabar con aquel esquema que defiende que "se acabó la época en que pertenecer a determinada comunidad eclesial correspondía a una aceptación ciega de las prácticas establecidas". En español castizo se acabó el ordeno y mando.

No es fácil, para algunos, entrar en esta dinámica, pues es difícil para algunos saber dar razón de su esperanza, que nos dice la Primera Carta de Pedro. Sin preguntas se vive mejor, pero quien pregunta demuestra tener más madurez, en este caso eclesial. Pero uno se pregunta si queremos gente madura o borregos que dicen amén a todo lo que el cacique de turno dispone. Dicen que algunos políticos no invierten en educación para que la gente no tenga capacidad de conocer sus fechorías. Lo mismo podría decirse con los curas y los laicos.

Hoy alguien me comentaba que un padre, no voy a decir quien para no acabar con su posible carrera episcopal, defendía que el trabajo más importante a ser realizado por un sacerdote es la formación de los laicos. Estoy totalmente de acuerdo, pues necesitamos fomentar la autonomía para que las comunidades puedan crecer. Las estructuras piramidales y clericales tienen los días contados, aunque algunos se empeñen en lo contrario.

Pensaba en esto a partir de la formación de catequistas de este fin de semana, viendo el interés de muchos jóvenes en crecer como personas y como cristianos. Es de agradecer el hecho de saber que uno acompaña a gente que siente la necesidad de conocer, de profundizar en las cosas de Dios y en el compromiso evangelizador.

Son cosas que me preocupan últimamente y me llevan a querer encontrar caminos que puedan ayudar a avanzar en este sentido. No es fácil, pero vale la pena, aunque a veces uno se lleve chascos... pero bueno, es lo que hay.


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