En casa
Después de un mes deambulando de un lugar para otro estoy en
casa, mi nueva casa, en Parí Cachoeira, en la orilla del río Tiquié, cerca de
la frontera entre Brasil y Colombia. Fueron tres semanas de curso en Manaos,
junto con otros misioneros y misioneras que vamos a trabajar en la Amazonia, y
después de un viaje en lancha desde Manaos a São Gabriel da Cachoeira de 29
horas, unos días de retiro junto con los otros sacerdotes que trabajan en la
diócesis, un sacerdote diocesano local, un joven que fue ordenado en 2014, dos
sacerdotes ingleses que entre ellos son hermanos, dos italianos, aunque uno de
ellos, que está conmigo en estos días, se irá el próximo mes a continuar la
misión en Bolivia, un uruguayo y dos brasileños de otras diócesis.
Junto a estos sacerdotes diocesanos hay religiosos, tres
Misioneros del Sagrado Corazón y un grupo de salesianos, que durante un siglo
se han hecho presentes en esta región, pues fue a ellos que se les encomendó en
su nacimiento la Prelatura Apostólica del Río Negro, que con el paso del tiempo
se convertiría en la diócesis de São Gabriel da Cachoeira.
El retiro fue orientado por Don Luiz Cappio, obispo de la
diócesis de Barra, vecina a Ruy Barbosa, donde trabajé hasta ahora, alguien
comprometido con la defensa del Río San Francisco, el mayor río únicamente brasileño,
y sus gentes, que sufren las consecuencias de políticas que sólo piensan en los
intereses de los grandes y que le llevó a hacer dos huelgas de hambre.
Después del retiro he subido los ríos, Negro, Uaupés y
Tiquié, en un viaje de lancha que se ha prolongado por 15 horas, durante dos
días. La noche la pasamos en una comunidad indígena, donde fuimos recibidos
afectuosamente. Allí nos ofrecieron un lugar donde amarrar nuestras hamacas y
comimos pescado ahumado, unos de los platos tradicionales entre los indígenas
de la región, pues esta fórmula es la mejor forma de conservarlo ante la
ausencia de métodos de refrigeración en la mayoría de las comunidades, ya que
la energía, cuando existe, se reduce a pocas horas.
Parí Cachoeira es una aldea indígena de unas 120 familias y
además de la sede de la parroquia hay otras 35 comunidades esparcidas por los
diferentes ríos de la región, pertenecientes a unas 12 etnias diferentes, que
poco a poco iré conociendo para poder acompañar posteriormente.
Por ahora sólo las primeras impresiones. Con el paso del
tiempo os iré contando lo que la vida y la misión va deparando.
Un abrazo.
Buena suerte. Espero tus noticias. Parece que esta todo muy alejado. Ya tienes el carnet de lancha? Besos
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