Hacer felices a los nadies es la mejor forma de ser cristiano

Hola a todos/as:

En una sociedad, y una Iglesia, en la que muchas veces nos preocupamos con dorar la píldora a quien es importante, a quien tiene poder o dinero, releer el Evangelio nos ayuda a poner las cosas en su sitio y a ser verdaderos seguidores del Nazareno.

En ese sentido el Papa Francisco nos ha enseñado en muchos momentos la importancia que en su vida tienen aquellos que muchos consideran descartables. La última ha sido este viernes en el jubileo de los sin techo, en el que ha reconocido lo mucho que nos falta para ser verdaderos cristianos, animando a los presentes, y a toda la humanidad, a no dejar de soñar, a soñar que un mundo mejor es posible.

Acoger a la gente, independientemente de la situación personal en que se encuentran, hace que todo mundo se sienta feliz. Hacer que los más pequeños, los no importantes, los nadies, vivan con mayor alegría es una de la misiones fundamentales de quien se dice cristiano. Para que eso suceda no es necesario hacer nada fuera de nuestro alcance, simplemente mirar a la gente de una forma diferente.

Estos días he pensado en esto después de ver la cara de felicidad de los niños subidos en el remolque del tractor. Cuando paso con él, siempre hay un buen grupo que quiere subirse, simplemente para hacer algo diferente. No se trata de hacer nada especial, sino de tener tiempo para quien muchos ignoran. Niños que tienen una educación precaria, que muchas veces son ignorados por sus padres, sobretodo cuando éstos se emborrachan y se quedan sin comer o les pegan. Por eso, verles sonreír siempre es un desafío y una alegría.

La gente reclama tiempo, una de las cosas que muchos dicen no tener. Vivo en un lugar donde si sobra alguna cosa es tiempo, lo que nos hace falta es dedicárselo a los que más nos necesitan. En las visitas a las comunidades una de las cosas que creo más importantes es estar con la gente, ver cómo hablan, se ríen, a pesar de muchas veces no entender la mayoría de las cosas que dicen en su lengua nativa. Celebrar misa, bautizar, casar, confesar... es algo que tiene sentido sólo si va acompañado de una presencia en la que uno está simplemente por estar. Correr casi nunca es bueno, pero en ciertos lugares es señal de poca inteligencia.

Conviviendo con la gente que acompaño me pregunto sobre los criterios que cada uno usa para ser feliz. Descubrir que uno se puede reír a carcajadas viviendo con casi nada, en un lugar donde llegar se convierte muchas veces en una aventura, donde falta aquello que muchos dicen ser imposible vivir sin ello...

Todos nosotros, pero sobre todo quien se dice cristiano, somos desafiados a pensar en nuestras preferencias, en quienes son nuestros preferidos, en por quien nos dejamos tocar, abrazar, a quienes escuchamos, cómo miramos a quienes la sociedad pone por debajo de nuestra posición social, eclesial, humana... al fin y al cabo, si queremos ser fieles al Evangelio, tenemos que convencernos de que hacer felices a quienes no cuentan es la mejor forma de ser cristiano.

Por cierto, el niño de la semana pasada, aquel que nació por un verdadero milagro, está en plena forma y todo indica que no tardará mucho en volver para casa junto con sus padres. Gracias a Dios, esta vez, el final de la historia ha sido feliz y eso es motivo de gran alegría.


Un abrazo.

Comentarios

  1. Me encantó!! Gracias por compartir sus vivencias. Un abrazo desde

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