Que aprenda con los indígenas a cuidar de la Amazonia

Hola a todos/as:

Hoy empezamos la Cuaresma, tiempo de conversión, de descubrir cómo hacer realidad en nuestras vidas el proyecto que un día Dios puso dentro de nosotros y que, poco a poco, fuimos destruyendo. Es un buen momento para reflexionar sobre nuestras prioridades, sobre aquello que nos mueve a ser y vivir de la forma en la que lo hacemos.

En Brasil, la Cuaresma viene acompañada de la Campaña de la Fraternidad, que comenzó en los primeros años de la década de 1960. Cada año la Iglesia de Brasil invita a todo mundo a reflexionar sobre un tema concreto. En 2017 el tema es “Biomas brasileños y defensa de la Vida”, invitandonos a cuidar y guarda la Creación. Son millones de personas reflexionando sobre un mismo tema a través de pequeños encuentros en todos los rincones del país.

La Amazonia me lleva a descubrir la mano de Dios en cada rincón. Vivo en una región donde la naturaleza ha sido cuidada con mimo, con esmero, pues los indígenas creen que la Madre Tierra debe ser respetada y venerada. Aquellos de quienes muchos dicen que son incivilizados, nos dan lecciones en aquello que es el cimiento de toda vida, también la humana. Destruir la naturaleza nos lleva a acabar con la vida de toda criatura, también con la nuestra.

Estos lugares y estas gentes me enseñan a ver la vida de una forma diferente, a entender que hay otras formas de enfrentar el día a día, que no responden a aquello que siempre viví y que son igualmente válidas. Querer demasiado no es bueno para nadie, no lo es para nuestra Casa Común, que sufre con las heridas que son provocadas por nuestra codicia, tampoco para los más pobres, que son los primeros en quedarse sin nada cuando las cosas comienzan a escasear.

Por eso, le pido a Dios que me ayude a tener otra mirada, a contemplar lo que me rodea y aquellos que forman parte de mi vida contidiana con ojos diferentes, que sepan penetrar, entender y ayudarme a asumir la necesidad de cambiar. La misión es aprender con el otro, descubrir la grandeza de aquellos con quienes te vas encontrando.

A partir de mañana voy a poder darme un baño de estas realidades, sumergirme en lo más profundo de la Amazonia, en sus comunidades más distantes y compartir la vida con sus gentes, con aquellos que siempre estuvieron aquí, en esa relación harmónica con la Madre Tierra. ¡No hay mejor forma de empezar la Cuaresma!

Un abrazo



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