¿Con quién vas a cenar en Nochebuena?
Una de las preguntas a las que uno ya
se ha acostumbrado cuando llega la Navidad es donde va a cenar en
Noche Buena. La verdad es que la respuesta me resulta muchas veces
indiferente, todavía más sabiendo que uno está lejos de quienes la
lógica humana dice que debería cenar en un día como ese.
La reflexión que me viene a la cabeza
surge de una visión que se ha instalado en la mente de mucha gente y
que nos lleva a preocuparnos con la fiesta y no con su protagonista
principal. Son tradiciones instaladas secularmente e impuestas por la
propia Iglesia católica como algo que todo mundo tenía que hacer,
pero que olvidó enseñar a la gente lo que esa fiesta significa y lo
que en ella no podría faltar, que es acordarnos de ese Dios que
también quiere que le dejemos un poco de espacio en nuestra vida y
en el día a día de nuestras familias.
Cuando uno vive sin centros
comerciales, sin luces intermitentes en las calles, sin Papa Noel por
todo lado, uno piensa en los por qués de muchas cosas que eran
asumidas como lógicas e imprescindibles, pero que el paso del tiempo
le ha enseñado que se puede pasar sin ellas. Todavía más, que en
la medida en que no están, eso nos deja ver lo que hay detrás y
contemplar el Misterio de un Dios que siendo el Primero, escoge ser
el último.
Respondiendo a la pregunta inicial,
puedo decir que no sé con quien voy a cenar en Nochebuena. Alguno me
dirá que me una a su grupo, donde cada uno lleva lo que tiene, y
allí, en medio de la calle, se juntarán para compartir un poco de
pescado de nuestro Río Negro, el mismo que todos los días es el
sustento cotidiano. Tal vez, porque es fiesta, alguien lleve un poco
de pollo... El cura llevará un poco de turrón, por eso de no perder
las tradiciones. Al fin y al cabo, todos necesitamos convertirnos y
descubrir que con turrón o sin turrón también es Navidad, aunque
haga calor y estés cenando en la calle.
Feliz Navidad para todos/as.
Un abrazo
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