Año nuevo, vida un poco diferente

Hola a todos/as:
Hoy comienza una vida un poco diferente, pues a partir de ahora trabajaré en la parroquia de Andaraí, en cuanto Erivaldo trabajará en Itaetê. Cada uno ayudará al otro si en algún momento puntual surge alguna necesidad. Han sido más de seis años acompañando las comunidades de Itaetê, los últimos tres años y ocho meses junto con las de Andaraí, lo que me llevaba a vivir en la carretera y a cambiar de cama constantemente. Pero bueno, era necesario que fuese así... Esa fue una de las novedades que surgieron en la reunión del clero que tuvimos esta semana en Andaraí.
La verdad es que vivo este momento con sentimientos encontrados. Por un lado la satisfacción de poder decir que hice mi trabajo y luche para que la vida de las comunidades y de la gente mejorase. Por otro la tristeza de salir de un modo que no ha sido entendido por todos. Hay cosas que están por encima de todo y a las que nunca renunciaré, principios que son fundamentales en mi vida, cueste lo que cueste. Cuando uno se enfrenta con los poderosos para defender unos valores éticos espera sentirse apoyado por  aquellos que, en teoría, están en el mismo barco, por aquellos que te encomiendan una misión, demasiado difícil en principio, que dicen compartir tus ideas, pero que cuando la cosa se pone caliente, miran para otro lado y se hacen los tontos. No me arrepiento de las posturas que tome en determinados momentos, sabía las consecuencias que podrían traerme, lo que no me ha gustado es que algunos me hayan dejado a la intemperie. Es en momentos así que uno aprende y se da cuenta de con quien realmente puede contar. Quien está encima, difícilmente mira para quien está abajo...
Por lo demás, decir que las fiestas navideñas por aquí son un poco diferentes. Primero por el calor, que es insoportable, incrementado por la sequía que nunca se sabe cuando acabará. La misa del gallo fue en la calle, cosa que uno no se imagina en España, salvo que quiera correr el riesgo de morir congelado. Es tiempo de vacaciones de verano, aumenta el número de turistas. De hecho hoy me encontré a unos españoles aquí en Andaraí.
No recuerdo este año de 2012 como especialmente bueno, hubo demasiadas cosas desagradables, pero la vida continua y no hay mal que cien años dure. No podemos perder la esperanza en este Dios que se hace carne y acampa entre nosotros, en el Dios de la Vida, de la Alegría, del Reino de Justicia e Amor. Por eso, ¡FELIZ 2013!
Un abrazo

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