¿Ya te has enterado?: Dios habita entre nosotros

Hola a todos/as:
Uno no se acaba de acostumbrar a la Navidad con estos calores, menos mal que el contrabando todavía funciona y el turrón nunca falta. La verdad es que aquí el tiempo también pasa deprisa, demasiado deprisa, los días se van esfumando y el adviento se fue en un abrir y cerrar de ojos. La última semana fue una prueba de esas cosas. El martes tuve que pasar por el "taller" para intentar poner el cuerpo a tono, sesión con el quiropráctico y acupuntura. Por la noche celebramos el primer año de sacerdocio de Erivaldo y la ordenación diaconal de Carlos. El miércoles el trabajo fue en las comunidades de Andarai, misas en dos comunidades pequeñas, que al fin y al cabo es lo que más me gusta, la misma cosa el jueves y el viernes, en este caso en Itaetê. Son en estas comunidades donde se percibe más claramente los frutos del trabajo y como vale la pena apostar por una Iglesia de comunidades, donde las tareas son asumidas por diferentes personas, haciendo que nadie se vuelva imprescindible y si todos necesarios.
El fin de semana fueron las asambleas parroquiales, el sábado en Itaetê y el domingo en Andaraí. En Itaetê fue decidido hacerla el día 2 de febrero, pues todavía no se sabe quien estará allí el próximo año, lo cual veo como una señal de madurez por parte de las comunidades, pues no sirve de nada hacer las cosas sólo porque están programadas. Saber reaccionar frente a las circunstancias es una prueba de avance. Siempre insistí en eso y alguna cosa se ha conseguido al respecto. En Andaraí si que tuvimos la asamblea e insistimos en la formación en diferentes ámbitos y en la toma de conciencia sobre la necesidad de mantenernos con nuestros propios medios. En este último año se han dado pasos en ambos sentidos, pero todavía nos falta mucho camino por recorrer. También queremos que las comunidades se hagan presentes en las casas de la gente a través de los círculos bíblicos, rezo del Rosario, las visitas...
Todo esto tiene sentido en la medida en que continuamos creyendo que Dios habita entre nosotros. Si realmente nos lo creemos no vamos a dudar en anunciarlo y así los otros podrán enterarse de que es verdad, que Dios está presente en aquel con el que nos encontramos cada día. 
Por eso: ¡Feliz Navidad!

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