Señales de Dios en nuestra vida

Hola a todos/as:
Hoy comenzamos el tiempo de Adviento y con él un nuevo año litúrgico. Este es tiempo de esperanza, de descubrir las señales que Dios va colocando en nuestra vida y que nos ayudan a descubrirlo presente entre nosotros. Puedo decir que hay personas que siguen necesitando la presencia de Dios en su vida y se convierten así en testigos de Dios en la vida de los otros, especialmente en la mía.
El martes, después de escribir la última entrada, fui a celebrar la fiesta de un campamento de sin tierra. Era la primera vez que celebraban la fiesta de la patrona y puedo decir que fue una fiesta de verdad, se percibía a simple vista. Hicieron todo lo que estaba en su mano y mucho más para que todo mundo percibiese eso, cuidando hasta el último detalle, preparando el ambiente litúrgico y la propia celebración, haciendo comida, tarta para todo mundo... y todo eso con un único objetivo, poder celebrar su fe, la fe en un Dios que no les abandona y que le sienten presente entre ellos a pesar de las difíciles circunstancias en las que viven desde hace varios años, esperando una tierra y una casa que nunca llega. 
El miércoles fue día de reuniones en los núcleos de Andaraí. Empezamos a las 8 de la mañana con el primer núcleo de comunidades. Después mas de 200 km de coche para que el quiropráctico pusiese a tono la columna, nueva reunión de tarde con otro grupo de comunidades y por la noche con la comunidades de la ciudad. Todas en lugares diferentes para facilitar la presencia de todas las comunidades. Preparando la Novena de Navidad fuimos descubriendo las señales de ese Dios al que estamos esperando.
Jueves y viernes la vida fue en Itaetê, celebrando, preparando cosas, visitando gente y viendo como mis "amigos" se ponen nerviosos con mi presencia en algunos lugares. Hay gente que está demasiado pendiente de lo que los otros hacen... Ya ocurrió eso con los profetas dice Jesús en el Evangelio... la persecución está unida a la misión... Pero Dios nos muestra señales de que está a nuestro lado.
Ayer sábado fue un día largo también. A las seis y media salimos de casa para participar en la asamblea de nuestro zonal, viendo como planear el próximo año. Después viaje de más de 200 km para celebrar en Miguel Calmón, parroquia en la que estoy ayudando últimamente. En el camino visité a un padre que tuvo un accidente de coche y se rompió tres costillas, pero que gracias a Dios ya está mucho mejor. Coger la cama por la noche fue un placer inmenso.
Hoy celebré nuevamente en Miguel Calmón por la mañana y después cogí el coche camino de Ruy Barbosa, donde estuve hablando con Don André nuestro obispo. Comimos en la casa de la caridad, un verdadero lugar de Dios, pues allí se percibe que aquellos de son Dios están al lado de los preferidos de Dios. En esta casa viven unas monjas que cuidan de personas deficientes físicas y psíquicas, muchos de ellos niños y jóvenes, que generalmente no eran cuidados por nadie. Es sin duda una señal de Dios, una luz en el camino del Adviento. De camino para Andaraí celebré en una comunidad de la zona rural. Eramos pocos, pero hubo cosas que me llevan a celebrar con alegría. Una familia que vino desde 10 km para poder participar, otra que vino desde 6 km. Ver como la gente necesita de Dios y hacen "locuras" para poder participar de la celebración eucarística. Son señales, testimonios, presencias... que me dicen: queremos que Dios esté presente en nuestra vida y tú eres un instrumento que nos puede ayudar para que eso suceda. 
Ser misionario, presencia simple, en lugares poco importantes, haciendo cosas pequeñas para conseguir cambios extraordinarios. Jesús nació así y para eso, en medio de aquellos que no contaban para construir el Reino de Dios. Adviento es tiempo para apostar por eso y descubrir las señales de Dios en nuestra vida.

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