Un partido "internacional" en medio de la selva
Hola a todos:
Nuevamente me
asomo a este blog para contaros mis últimas andanzas por estas aguas en que me
muevo últimamente. Ayer el Papa, en su discurso dominical, habló sobre la
importancia de la evangelización a través del mundo virtual, que es lo que me
ha movido desde que comencé a escribir las Noticias Brasileñas y otros blogs.
La semana pasada
subí el Río Tiquié para visitar las comunidades más próximas a la frontera
colombiana, lo que entraña más dificultad, pues en varios lugares hay cascadas
que deben ser superadas descargando todo lo que llevamos en la lancha y
cargándolas junto con ésta río arriba y río abajo a la vuelta. Visitamos cinco
comunidades y conseguí llegar hasta la frontera colombiana, en esta región una
línea recta en el mapa, marcada por un par de monolitos a ambos lados del río,
pero que sólo son vistos por quien de antemano ya sabe que están allí y que no
significan nada para quien vive en la región.
De hecho me he
encontrado a varios colombianos en estas comunidades, situación que también
debe ser común en el lado colombiano con brasileños como protagonistas. La
gente me comentaba que van a Colombia con frecuencia y que los colombianos
vienen a Brasil, incluso llegan a São Gabriel da Cachoeira, a varios días de
viaje, dependiendo de la potencia del motor de la lancha, para hacer sus
compras. En una comunidad, pocos días antes de llegar, habían ido andando a
Colombia, dos días para ir y otros dos para volver, para participar de la
fiesta de la comunidad y jugar al futbol, que algunos podrían calificar de
partido internacional, pero que no pasaba de un encuentro entre parientes.
Pero por encima
de las “curiosidades” sigo descubriendo
la vida de esta gente y las dificultades por las que muchas veces pasan, sobre
todo las comunidades de los hupdas, que siempre han vivido en condiciones más
precarias, situación que todavía se perpetúa. Comunidades donde no hay colegio y
los niños pequeños tienen que ir remando en canoa hasta alguna comunidad
próxima para poder aprender a poco más que a escribir su nombre y contar hasta
diez, situaciones que no resultan muy creíbles cuando no se conocen, pues la
situación de abandono de esta gente supera el plano educativo y uno ve cosas
que se pregunta cómo es posible que esto continúe sucediendo.
Estas nuevas
situaciones no dejan de sorprenderme y de llevarme a preguntarme los porqués y
si hay alguna posible solución que haga posible que la vida de esas personas,
de tantos niños que sufren las consecuencias de la injusticia, pueda ser
diferente. Cada día pido a Dios en el Padrenuestro, pedimos, que venga a nosotros
su Reino y es eso lo que me lleva a no dejar de luchar para que eso deje de ser una
utopía. Al fin y al cabo la misión es eso y a medida que uno va entendiendo un
poco más sobre lo que significa, el compromiso crece.
A la vuelta de
la itinerancia, el fin de semana también fue cargado de actividades, pues
tuvimos la fiesta de San Domingo Savio, en una de las comunidades de la sede, el
sábado por la mañana y por la tarde reuniones con jóvenes, monaguillos y grupo
vocacional. Ayer celebramos el día de la madre de una forma comunitaria. En la
misa de la mañana hubo sorteo de regalos, que la gente había traído y después
hicieron fiesta en las seis comunidades de la sede de la parroquia. Me parece
interesante esta forma de celebrar las cosas, pues todo mundo celebra y se
divierte junto y nos lleva a reflexionar sobre cómo en otros lugares se ha
perdido esa visión comunitaria de la vida. Todo es cuestión de priorizar una u
otra cosa, pensar en todos o centrarme sólo en mí y mi pequeño círculo.
Un abrazo.
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