Algo locos sí que debemos estar

Hola a todos/as:

Vivir en la Amazonia tiene una dosis de locura, de aventura, de riesgo... Nada que supere al deseo de hacer realidad el anuncio de la Buena Noticia del Evangelio, que al fin y al cabo es lo que nos lleva a a enfrentar los desafíos que la vida nos va poniendo por delante y a vivir desde la fe.

Estoy en São Gabriel da Cachoeira, participando de la Asamblea Diocesana, a donde hemos llegado después de catorce horas en nuestra lancha, en un viaje de esos que uno ya no sabe como ponerse para que el cuerpo se encaje en el poco espacio que tiene. Todo aderezado con una hora final de viaje en completa oscuridad por un río lleno de piedras y rápidos...

Algunos pueden asustarse al leer esto, pero es una cosa normal para mucha gente que vive en la región. Lo importante es poder llegar y participar de un momento importante en la vida de la Iglesia diocesana, que nos puede permitir hacer realidad una misión evangelizadora que responda mejor a los desafíos de la gente que vive su fe en estos ríos amazónicos. Sólo por eso ya vale la pena el esfuerzo.

Estamos estudiando el documento sobre los laicos que fue aprobado este año por los obispos de Brasil, intentando así descubrir cómo traerlo para nuestra realidad diocesana. Si en toda la Iglesia, como bien nos recuerda el Papa Francisco, los laicos son parte esencial en la vida y misión evangelizadora, en la diócesis de São Gabriel da Cachoeira, como tantas otras de la Amazonia, son un elemento imprescindible, pues de lo contrario, sería demasiado ilusorio que poco más de veinte sacerdotes van a poder evangelizar una diócesis de casi tres cientos mil kilómetros cuadrados, más de la mitad de España.

Además de esa necesidad debemos partir de un elemento anterior, que son los aspectos teológicos y afirmar que el sacramento más importante en la vida de todo cristiano y, en consecuencia, en la vida de la Iglesia es el del bautismo y no el del orden. Pensar así nos coloca en un mismo plano y nos lleva a asumir la misión evangelizadora como consecuencia y desafío para todo bautizado.

Esperemos que estos días sirvan para que Dios nos ilumine y Él pueda ser mejor reconocido cada día por quien vive esparcido por estas selvas que a veces parecen interminables, sobre todo cuando se viaja de Parí Cachoeira a São Gabriel.

Un abrazo.

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