Simplemente estar presente
Cada día estoy más convencido que el
simple hecho de estar presente en medio de la gente es lo que da
sentido a la misión. Muchas veces pensamos que todo depende de lo
que hacemos, de los resultados conseguidos, olvidándonos que la
esencia de la vida está en los pequeños detalles que vamos
descubriendo en la convivencia cotidiana.
Con los indígenas uno aprende a
dominar el tiempo, superando el control que el reloj
ejerce sobre la gente en otros lugares y culturas, aprende a vivir
sin estrés, sabiendo dar respuestas a los imprevistos. Esta semana
vi eso una vez más. Tenía que ir a una comunidad y quien iba a
venir a recogerme no apareció. Después de esperar en el punto
marcado durante un tiempo decidí volver para casa, momento en el que
alguien me preguntó lo que había pasado. Ante mi respuesta, sin
pedírselo, decidió que él y otro iban a llevarme y buscó todo lo
necesario para que así fuese.
No tenían nada que ver en esta
historia y no les importó hacer un viaje de más de cinco horas,
entre ida y vuelta, para poder ayudar a quien lo necesitaba. Son
situaciones que me llevan a pensar en las actitudes que dominan en
cada cultura y en aquello a lo que damos prioridad.
Otra cosa que me lleva a aprender es
ver como se pueden hacer bien las cosas con simplicidad. El 12 de
octubre, en Brasil, es la fiesta de Nuestra Señora Aparecida,
patrona del país y se celebra el día de los niños. Tuvimos la
fiesta de una comunidad y Primeras Comuniones en otra. En los dos
lugares pude ver esa simplicidad y como la comunidades cuidaban de
los más pequeños, haciendo que con poca cosa disfrutasen de
momentos importantes en su vida. No es necesario grandes regalos para
que un niño sea feliz.
Esta semana me está visitando el Padre
Mauricio, un misionero italiano que vive en Brasil desde hace 18 años
y que está conociendo la diócesis de São Gabriel da Cachoeira,
viendo la posibilidad de poder trabajar aquí en el futuro. Siempre
está bien recibir visitas que nos permiten intercambiar experiencias
y aprender con lo que nos traen de novedad.
Abrirse al otro, estar presente,
acompañar lo cotidiano, nos ayuda a descubrir a ese Dios que está
en el día a día de la gente, que viene a visitarnos en aquel que es
compañero de camino, de vida, de misión...
Un abrazo.
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