Francisco: aquel que nos ayuda a encontrarnos con Dios

Hola a todos/as:
O Papa Francisco ya está en Brasil. Desde el lunes se respira eso en el ambiente, en los medios de comunicación, donde la presencia es constante y hasta ahora sólo aparecen alabanzas hacía él y sus actitudes de humildad, de simplicidad, de cercanía con la gente. A él también se le ve en su salsa.
Estas dos semanas están siendo un tiempo especial para la Iglesia de Brasil, para las diócesis, parroquias, comunidades, para la gente... Jóvenes de lugares distantes, diferentes, con otra vivencia de la fe se han mezclado con la gente para dar y recibir, para sentir que la fe es la misma, aunque sus manifestaciones concretas sean diferentes, para experimentar como vive la gente. 
Ya os hablaba de eso la semana pasada, en la que acompañé a los misioneros belgas. Me quedo con detalles que aparecieron en esos días, que partieron de ellos y de la gente, de las comunidades, tanto de la ciudad como de la zona rural que se envolvieron en este tiempo especial. Todo mundo reconoció que la semana misionera fue un momento feliz, lleno de vida. Para mi también, el trabajo fue mucho, pero gratificante.
Hasta el sábado continuamos las visitas a las familias, reuniones con los jóvenes, celebraciones en las comunidades, aunque el sábado por la mañana fuimos a darnos un baño con la compañía de algunas personas de las comunidades. Fue un sin parar, pero lleno de alegría. El domingo, como sardinas en lata pues imagina los cinco con todo el equipaje en el FIAT uno, me fui con los belgas a participar del envío diocesano para la JMJ en la ciudad de Ipirá y después a celebrar en las comunidades de Pintadas, que ahora está sin párroco, pues volvió para Italia. 300 km de coche, cuatro misas y el cansancio acumulado de la semana... hicieron que llegase al final del día más que cansado, pero satisfecho.
El lunes volví para casa y esperaba descansar, pero me llamaron para pedirme que escribiese un artículo sobre Francisco y el Documento de Aparecida, que debe ser publicado mañana en La Razón. Por la noche llevé a un italiano a coger un autobús en otra ciudad para viajar para Salvador y de ahí para Italia. Ayer fui a que el quiropráctico y la acupuntura me pusiesen a tono. La verdad es que estoy mucho mejor. A la vuelta participé de la Conferencia Municipal de Cultura y por la noche el curso bíblico, dado que la presencia fue muy pequeña, acabó siendo un momento de conversación entre los pocos que estábamos y que siempre ayuda a estar cada día más próximo de la gente.
Vamos a ver lo que depara esta JMJ, pero estoy seguro que nos traerá muchas y agradables sorpresas.
Un abrazo.

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