Se fue, de repente, un hombre bueno

Hola a todos/as:

Hay días en que uno se despierta y rápidamente se lleva un choque de realidad que le deja todo el día medio confuso. Cuando me desperté vi en la página web leonnoticias.com que un coche había atropellado a un octogenario en Moral del Condado. Que el lugar de uno salga en los medios siempre resulta una anécdota curiosa, que sea por estas cosas, evidentemente se torna desagradable.

No decía el nombre, pero poco después supe que era Manolo, alguien de quien sólo podría decir cosas buenas, pues nunca escuché a nadie decir lo contrario. A Manolo siempre le vi como alguien lleno de vitalidad, como aquel por quien parecía no pasar los años, a pesar de que ya había cumplido los 88. Un hombre campechano, buen conversador, con quien la gente se sentía a gusto. Le recuerdo detrás de la barra, cuando tenía el único bar al que siendo niños prácticamente íbamos, colocando esa Mirinda de naranja, que las pocas veces que tomábamos nos sabía a bebida de reyes.

A la luz de la lectura del Evangelio de hoy puedo decir que estará disfrutando del banquete del Reino, de la fiesta de Dios, pues la puerta se abre para aquel que practicó la justicia. Estar atento a la necesidad del otro es estar al lado de Dios. Cuántas veces me cruce con él empujando la silla de ruedas de su amigo Resti, como el amigo que quiere hacer partícipe de sus andanzas a quien ya no puede llegar por sí mismo. 

Se fue de repente, sin avisar, pero estoy seguro que además de estar disfrutando da vida que nunca acaba, va a ser recordado por mucha gente como una persona de bien, un hombre de verdad. Descanse en paz aquel que vive para siempre.