Alegrías y tristezas
Hola a todos/as:
Ya con la maleta casi preparada escribo para contar las novedades de estos últimos días, que la verdad han sido movidos. El hecho de viajar, aunque sea por pocos días, hace que las misas se aprieten. Ayer domingo fueron cuatro, todas en comunidades de la zona rural, lo cual hizo que al final del día el cansancio fuese grande, pero también la satisfacción, pues la gente muchas veces hace grandes esfuerzos para participar y el evangelio nos decía que somos siervos inútiles, sólo hicimos lo que teníamos que hacer.
También tuvimos la fiesta de San Francisco, que es una de las comunidades de la ciudad (el sábado). Nos acompañó Don Mauro, obispo de Ilheus, junto con un padre de su diócesis, pues era allí donde trabajaba un padre natural de Andaraí que se mató en un accidente de tráfico el año pasado, y vino a visitar a su familia, lo que me pareció un gran detalle por su parte. Antes había estado en Ruy Barbosa, participando de la Asamblea de las comunidades, con muy poca participación, lo que debe ser motivo de reflexión en la diócesis.
Pero junto con esto lo peor de estos días ha sido el grave incendio que ha arrasado una gran superficie en la sierra de Andaraí. Todo por falta de medios para apagarlo. La brigada de extinción hizo lo que pudo, pero intentar apagar un fuego enorme con bombas manuales es cosa de risa. Las consecuencias han sido desastrosas. Lo peor de todo es que estos incendios son demasiado comunes y nunca se investigan las causas ni los causantes y poco a poco el bosque se está acabando. Da mucha pena, pero tristemente es así.
Un abrazo a todos/as.
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