Ser presencia de Dios hasta los confines del mundo

Hola a todos/as:

A veces ocurren cosas que a uno le impresionan. Esta semana ocurrio una de esas cosas. Fue el jueves por la tarde. Hace un mes más o menos fui a visitar un lugar de Andaraí donde querían formar comunidad y marque una reunión con ellos el día 1 de septiembre. Cuando fui la primera vez me encontré allí funcionarios de la secretaría de educación que estaban en la escuela para una reunión con la profesora y comenté en tono de broma: "aquí es el fin del mundo". Esta semana me di cuenta de que la broma no era tan broma. En la reunión dijeron que era la primera vez que un padre iba allí y no sólo eso. Hasta hace dos años los niños sólo podían estudiar hasta cuarto curso de educación primaria (después si alguien quería seguir estudiando tenía que buscarse la vida, con lo cual la mayoría no estudiaban más) y las dificultades para acudir a una consulta médica o cualquier otra cosa eran grandes. Muchas veces la única forma de salir de allí era a caballo o andando para llegar por una zona pantanosa hasta la ciudad de Lençois.

En la reunión me dijeron que lo que ellos querían era que alguien les enseñase lo que es una religión. Es verdad que la mayoría de los adultos son bautizados (no se como ni donde se bautizaron), pero pocos participaron alguna vez de algún tipo de celebración. La propuesta fue formar una comunidad que será acompañada tanto por nosotros como por las monjas. Son unas 20 familias según me contaron, pero lo importante es que tienen ganas de conocer algo nuevo o mejor de conocer a Alguien. Para mi no deja de ser un desafio, acompañar a aquellos que nunca fueron acompañados, ni socialmente, ni religiosamente. Que ellos puedan sentir las palabras de Jesús en el evangelio de hoy y descobrir que Él está en medio de ellos.

La gran novedad de la semana fue esa, pero no faltaron otras cosas. Escribir el periódico de la diócesis el martes por la mañana para después ir para Andaraí y celebrar en dos comunidades, reuniones en los núcleos de Andaraí el miércoles y misa por la noche. Misas en Itaetê el viernes por la tarde-noche y por la mañana estuve con el alcalde de Andaraí para ver si iba a liberar una silla de ruedas para un niño deficiente. Luchar por esas cosas es muy importante pues ayuda a tomar conciencia de los derechos y obligaciones de cada uno, de la gente y del alcalde, en este caso a través de los servicios sociales. Podría haber sido más fácil conseguir el dinero por otra parte, pero creo que valió la pena las muchas veces que fuimos para hablar con unos y otros, pues esto puede ayudar en el futuro a quien está en una situación similar.

Ayer por la tarde volví a celebrar misas en dos comunidades de Andaraí, la segunda con tres bautizos y hoy tuve una misa en una comunidad de Itaetê donde descubrí con alegría que después de tres años y mucho esfuerzo habían puesto la puerta y las ventanas de la capilla. Puede parecer una cosa sin importancia, pero para mi es muy importante que sean ellos los que cuiden de esas cosas. En compensación les ayudaré con unos sacos de cemento para rebocar la capilla, que está en los ladrillos. Ellos conseguiran la arena y la mano de obra. Poco a poco construimos y sentimos la importancia de las pequeñas cosas. Para mi eso vale la pena e intento hacerselo ver a aquellos que caminan conmigo en las comunidades.

Un abrazo.

Comentarios

  1. Es un afortunado Usted de tener la oportunidad de llevar la felicidad de conocer a Jesús a esa comunidad en formación.
    Sin Jesús hay infelicidad, hay dolor, incertidumbre y angustia; Jesús es el puerto seguro, el mejor lugar para vivir, el mejor asiento reservado para encontrar el sentido y la felicidad en este mundo a través del amor cristiano. Que gran oportunidad para avivar nuestra fe testimonial.

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