Sed de Dios

Hola a todos/as:


El viernes fue un día de gran felicidad y al mismo tiempo un momento que coloca un desafio de cara al futuro. Como ya había contado era la primera misa en la nueva comunidad de Andaraí: Pau de Colher. La primera gran noticia fue la gran participación, pues supero ampliamente las cien personas y después ver como para ellos era realmente un momento de fiesta. La gente vino de lejos y eso que ya era noche cerrada. Al final de la misa, después de los comes y bebes, hablando con algunas personas insistían en que querían aprender a formar una comunidad, a celebrar juntos, a hacer lo posible para poder conocer mejor a Dios. Delante de esta sed de Dios uno queda maravillado, pues es una prueba más (no es que sea preciso, pero es bueno que así sea) de que vale la pena creer en Dios y seguirlo en la comunidad. Tanto las monjas, como un laico que nos acompañó, como yo mismo volvimos para casa con una gran impresión.


Ayer tuvimos reunión en el zonal por la mañana, para ver como están siendo asumidas las nuevas orientaciones diocesanas de pastoral y ver las últimas cosas sobre el Encuentro Diocesano de las Comunidades que tendrá lugar desde el próximo jueves al domingo. Por la tarde-noche celebré en dos comunidades.


Hoy la jornada comenzó en una comunidad de Andaraí. Después fui a Colonia, en la zona rural de Itaetê, para celebrar la misa de encerramiento de la misión de este fin de semana, en la que participaron 17 misioneros. Antes de la misa aproveché para celebrar la unción de los enfermos con algunas personas que no pueden salir de casa. Por la noche, celebré en una comunidad de la ciudad, aquí en Itaetê, eso después de pasar a arreglar el segundo pinchazo que el coche nuevo ya tuvo en cinco días de rodaje. Es lo que hay, no vale la pena preocuparse por esto. Se arregla la rueda y ya está, que le vamos a hacer. Como decía el otro, más se perdio en Cuba y volvieron cantando.


Un abrazo.

Comentarios

  1. Me alegro en el interés de la comunidad por acercarse a Dios y me auno gratamente impresionado con Ustedes por saber que aún existe ese calor cristiano en este frío mundo espiritual.
    Saludos.

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